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Definitivamente Cuba y su cultura han logrado impresionar al extraordinario cantante y compositor Rufus Wainwright, quien ofreció hace unas horas un concierto único en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, en compañía del cantautor Carlos Varela y la Orquesta Sinfónica del Gran Teatro, dirigida por Giovanni Duarte.
El concierto estuvo trucado en función de que los espectadores se impacientaran por escuchar al famoso divo, pues la primera parte de la presentación, aproximadamente una hora, estuvo ocupada por el cantautor cubano Carlos Varela, quien cantó a dúo con el famoso músico norteamericano su tema Muros y puertas.
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Carlos Varela es un artista tremendamente popular en la Isla, y fuera de ella, pero la mayor parte de los asistentes al Gran Teatro iban a escuchar la novedad, que se hizo esperar hasta que el cubano desgranó hermosas canciones como Una palabra o Como un ángel, junto con otras más filosóficas estilo Siete.
El amor de Wainwright por la cultura cubana se puso de manifiesto no solo cuando acompañó a Carlos Varela en la interpretación de Muros y puertas, sino en el momento en que confesó que esta era la cuarta vez que visitaba La Habana, a pesar de que solo se había dado publicidad a su anterior presentación en Fábrica de Arte Cubano, el pasado año.
Wainwright también complació a sus fans en Cuba cuando se escucharon las notas de Hallelujah, el himno de Leonard Cohen que cuenta con decenas de versiones, pero la que se escucha en la película Shrek, cantada por Rufus, es la más popular en Cuba. Además, el cantautor interpretó también un fragmento de su ópera Prima Donna, y las canciones Oh, what a world, Vibrate y Who are you New York.
Sin embargo, el momento más memorable del concierto, por sorpresivo y concluyente, fue la improvisación en español de Drume negrita, canción de Eliseo Grenet, el autor de obras que le han dado la vuelta al mundo como Ay Mama Inés y Las perlas de tu boca.
Wainwright la vocalizó acompañado por Varela y el público lo aplaudió de pie durante mucho tiempo, sellando así otro momento hermoso de fusión entre la cultura norteamericana y la cubana.
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