Mi MVP de la Liga Nacional: Paul Goldschmidt (+ Tabla)

Presagiar es como un ejercicio de equilibrismo sin red. Hace dos días propuse a José Altuve para Más Valioso de la Liga Americana, y he aquí que enseguida Aaron Judge respondió con un récord. Hoy me inclino por Paul Goldschmidt en la Nacional, y quién sabe si alguno de los otros candidatos acelere brutalmente en su cierre de campaña.

Pero es lo que toca. Arriesgarse. No temerle al tufillo del ridículo en ciernes. Decir que, para mí, la cerradísima carrera por la placa del viejo circuito debe ser para el subestimado primera base de Arizona.

Goldschmidt es, simplemente, un crack. Puede enviar pelotas al espacio exterior (176 hasta el momento), pero también tiene la costumbre de robar almohadillas (ha acertado 117 veces contra solo 28 fallos). Desde un bajo perfil que lo aleja del ballyhoo mediático, ha sido el jugador más importante de los sorprendentes D-Backs que ya garantizaron un boleto de Wild Card.

Con 30 abriles, siete temporadas y un físico imponente, el hombre está en su año. Anda metido en la pelea de los remolcadores, suma casi mil puntos de OPS, y sospecho que por fin llegará para él el premio gordo que Andrew McCutchen y Bryce Harper le quitaron en 2013 y 2015, respectivamente.

Pero alguien –siempre hay un alguien con un pero- puede intentar demeritar a Goldy alegando que el Chase Field es amigable con los bateadores. Ok. Correcto. Lo que ocurre es que en su caso lleva 20 jonrones y 61 empujadas en casa, por 16 y 59 en carretera. En tales sentidos el contraste, pues, es despreciable.

Donde sí el Factor Parque no cesa de ayudar es en Coors Field, y es por eso que ante mis ojos pierden brillo las cosechas de Nolan Arenado y, especialmente, Charlie Blackmon...

Ya conocemos que en Denver el estadio está a cerca de 1600 metros sobre el nivel del mar, que el aire menos denso favorece mayores distancias en las conexiones y que la referida altura otorga una ventaja de .523 del bateador sobre el monticulista. Así, tanto coopera estar en Colorado, que el slugging de Blackmon sube de .447 en calidad de visitante a .780 como home club, y el de Arenado también lo hace, aunque no tan escandalosamente (103 unidades).

Sin embargo, tengo que confesar que si a alguien veo con chances de arrebatarle el nombramiento a Goldschmidt, es al propio Arenado. Ahora bien, para que eso se concrete primero tiene que clasificarse su franquicia –todavía en dura puja con los Cerveceros-, y además será preciso que el antesalista sea determinante en el avance de su escuadra. Por ejemplo, como cuando jonroneó ante Clayton Kershaw en la barrida de cuatro desafíos sobre los Dodgers.

Otra cosa sucede con Giancarlo Stanton y Joey Votto, quienes cargan un lastre colosal: sus equipos juegan por debajo de .500 y carecen de opciones de postemporada. Lo cual, ya se sabe, es habitualmente fatal a los efectos del Most Valuable Player.

El de los Marlins está en busca de los 60 batacazos (aunque lo tiene sumamente complicado) y sospecho que solo una hazaña de ese tipo podría relanzar su candidatura. Encima, su promedio es de .278, y la última vez que un jugador obtuvo el galardón con average inferior a .280 fue en el lejano 1972, cuando lo hizo Johnny Bench.

El canadiense, por su parte, es el único jugador de Grandes Ligas que puede blasonar de conseguir 50 bases por encima de sus ponches, mas vestir la camiseta de Cincinnati (66-90 a día de hoy) suele tener un costo altísimo. Ah, sí: en 2010 fue elegido Más Valioso, pero el punto es que entonces los Rojos ganaron 91 encuentros contra 71 reveses y se clasificaron para los play offs. Gran diferencia.