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Luego de que los Yanquis casi tiraran por la borda su serie divisional contra los Indios, el mentor Joe Girardi ha reconocido haber errado al no desafiar el fallo del umpire sobre el pelotazo a Lonnie Chisenhall.
“Me equivoqué”, dijo el jefe de cueva de los Mulos. “Asumo la responsabilidad por todo. Y me siento horrible por ello”.
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Ciertamente, la decisión del piloto pudo cambiar el rumbo del partido. A la altura de la sexta entrada, su equipo tenía cómoda ventaja de 8x3 –tras haber apaleado al posible Cy Young de la Liga Americana, Corey Kluber- cuando el árbitro de home consideró dead ball un lanzamiento del relevista Chad Green.
De inmediato, convencido de que la pelota había hecho contacto con el bate, el receptor Gary Sánchez conminó a Girardi a retar dicho fallo, pero éste desechó esa posibilidad al consultar con su asistente Brett Weber, quien no apreció nada concluyente en el plazo de 30 segundos que le otorgan las Grandes Ligas. Poco después sobrevendría el Grand Slam de Francisco Lindor que cerró a tope la pizarra.
En caso de que los Yanquis hubieran desafiado el criterio del umpire y recibieran la aprobación de los jueces –algo bastante probable de acuerdo con las imágenes en cámara lenta de ese lance-, el inning habría acabado en ese mismo instante, pues el bateador estaba en dos strikes y el catcher capturó el envío, lo cual habría decretado el fin del episodio por la vía del foul tip.
Pero ello no ocurrió, los neoyorquinos acabaron perdiendo 9x8 el desafío y la serie se puso 2-0 favorable a los de Cleveland.
Paradójicamente, los Yanquis lideraron a la MLB al ganar el 72 por ciento de sus desafíos durante la campaña regular, e incluso en ese mismo juego ya habían triunfado en una apelación.
Interrogado por la prensa, un compungido Girardi argumentó que no quería desperdiciar uno de sus dos desafíos ni alterar el ritmo de su lanzador. Además, confesó que no le gusta basarse en los jugadores para decidir si desafía o no alguna jugada.
“No tiene que ver con el hecho de si confío en un pelotero”, explicó. “Se trata de decidir si hay evidencias en video para cerciorarnos de que algo se revierta antes de pedirlo”.
A todas luces, esta vez debió otorgarle toda su confianza a Gary Sánchez.
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