Un estudio interdisciplinar de la Universidad de Miami ha recopilado las dificultades con las que lidian los cubanos para acceder al agua potable, a través de una encuesta en el Aeropuerto Internacional de Miami a 471 ciudadanos que regresan de la isla.
Las respuestas a las 43 preguntas del cuestionario arrojan como conclusión que detrás de la contaminación del agua potable hay una infraestructura obsoleta, según recoge la web del Colegio de Ingenieros de Miami.
El estudio ha detectado, por ejemplo, que en La Habana los problemas parten del acuífero construido debajo del río Almendares. "Está recibiendo todas las aguas residuales y éstas se infiltran a los acuíferos, poniendo en riesgo el agua potable", afirma el informe, el cual, además, concluye que detrás de muchos problemas de salud en Cuba destaca la escasez de agua casi a diario, las tuberías anticuadas y corroídas, la necesidad de contar con cisternas o tanques en casas particulares y edificios, la falta de presión, que obliga a bañarse utilizando un cubo y un jarro y el descuido en la recogida de basuras.
Evaristo es uno de los cubanos consultados para realizar este estudio. De sus años en Cuba recuerda el agua potable contaminada, las fugas en las tuberías o las calles inundadas con aguas albañales o sin tratar. Ahora cuando visita a su hija en la Isla tiene que beber agua embotellada, ducharse a altas horas de la noche cuando hay más presión y evitar bañarse en ríos y arroyos sucios. En su opinión, "todo en la isla necesita restauración".
Ése es el problema común que más cita la mayoría de los encuestados. Esto ha llevado a los investigadores a concluir que los problemas del agua en Cuba provienen "de una infraestructura obsoleta y en deterioro". "Los sistemas de agua y alcantarillado de la isla fueron instalados por los españoles durante el gobierno colonial y se le ha dado muy poco mantenimiento en las cinco décadas desde la Revolución de 1959, dice Helena Solo-Gabriele, profesora de Ingeniería de la Universidad de Miami y una de las tres profesionales al frente de la investigación.
Ésa infrestructura obsoleta es responsable, insiste, de la escasez diaria de agua, las fugas en las tuberías, los inodoros que no funcionan y el agua contaminada. Algo inexplicable teniendo en cuenta la reputación de Cuba en materia sanitaria, explica el periodista del New York Times Joseph B. Treaster, que visitó la Isla con frecuecia en los años ochenta y noventa.
Sin embargo, estos problemas de agua potable a los que se enfrenta la población cubana a diario no los tienen los turistas que viajan al país y tienen agua fría, caliente y potable en sus hoteles, recalca Solo Gabriele.
Este estudio de la Universidad de Miami ha recogido incluso testimonios de personas que han tenido problemas de salud después de beber agua embotellada comprada en el mercado negro o un periodista extranjero que enfermó tras pedir hielo en un restaurante. En este punto destacan la posibilidad de que los camareros no se laven las manos todo lo que deberían ni tras ir al baño.
El estudio de la Universidad de Miami (UM) ha sido dirigido por la profesora de Ingeniería Helena Solo Gabriele, el profesor de la Escuela de Comunicación Joseph B. Treaster y el sociólogo de la Universidad Católica de América Enrique Pumar para determinar el estado del sistema de agua y su acceso en Cuba. Financiado por el Centro de Educación e Investigación Empresarial Internacional (Ciber) de la UM y el Centro de Comunicación, Cultura y Cambio de la Facultad de Comunicación, este informe busca evaluar la disponibilidad del agua, su calidad y el impacto que puede tener en las personas y en la salud, explica Solo Gabriele.
Todas las conclusiones de esta investigación fueron presentadas la pasada primavera en el Insituto de Estudios Avanzados de las Américas de la Universidad de Miami y serán publicadas por la revista Cuba in Transition y Cuban Affairs.
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