Periodista exiliado afirma que Venezuela es "la demostración de que las democracias no son eternas"

El periodista venezolano Tulio Hernández cree que Venezuela es "la demostración de que las democracias no son eternas, ni están aseguradas, ni blindadas".

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Este artículo es de hace 7 años

Logroño, 26 oct (EFE).- Tulio Hernández, periodista venezolano exiliado de su país hace cinco meses, ha afirmado este jueves que Nicolás Maduro y los dirigentes chavistas no se sienten afectados por la presión internacional porque "lo que quieren hacer es un país aislado, una nueva Albania de Enver Hoxha".

Hernández, colaborador de El Nacional desde hace dos décadas y profesor universitario, ha hecho estas declaraciones a Efe tras participar en las jornadas "Futuro en Español" con una conferencia titulada "Experimento Venezuela: los totalitarismos del siglo XXI".


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Ha explicado que él dejó su país a primeros del pasado mes de mayo, después de que el presidente Nicolás Maduro dijera en una intervención de televisión que él y otro periodista deberían ser encarcelados y, ha afirmado, "en Venezuela te pueden meter en prisión sin juicio previo".

Por eso, cruzó a pie la frontera con Colombia y, posteriormente, se instaló en Madrid, desde donde mantiene su colaboración con El Nacional, publica artículos en otros medios y pronuncia conferencias.

Ha afirmado que Venezuela ha pasado de ser "una esperanza de masas" a "una tragedia humanitaria" y cree que es "la demostración de que las democracias no son eternas, ni están aseguradas, ni blindadas" y "cualquier día uno puede despertarse con su democracia amenazada".

Haber dejado Venezuela le ha llevado a "comprender mejor lo que pasa en Venezuela, de forma más racional y con más serenidad emocional", aunque reconoce tener "mucha impotencia por no poder hacer algo allí por ayudar".

Ahora mismo, ha incidido, su país se encuentra en una situación de "tragedia humanitaria", con "mucha hambre, desnutrición, más de dos millones de personas que se han ido, faltan medicinas y cuenta con la mayor inflación del mundo y también la tasa de homicidios más grande".

Pero cree que esa situación no es comprendida "en su magnitud" desde Europa porque "se mira a Siria y a otros países en guerra" y "no se siente que se pueda comparar con Venezuela".

"Venezuela es una nación secuestrada por una minoría, como un cadáver que se mantiene con respiración asistida por las armas del ejército, los policías y los grupos paramilitares", ha asegurado Hernández, quien ve en su país "rasgos de fascismo, de comunismo y de dictaduras militares".

En ese contexto, él es muy pesimista sobre el futuro de su país "por el agotamiento psicológico, moral e intelectual de la oposición, que no tiene cultura de violencia", con lo que "no es previsible un estallido social".

La presión internacional sobre los dirigentes venezolanos "se agradece" y, "en el último año, la actitud de Europa ha cambiado mucho y han llegado condenas claras de España, Estados Unidos y Colombia".

"Pero se siguen sin entender el modelo castrista que hay en Venezuela y la ideología iraní que lo sustenta, que es que Maduro y el chavismo están dispuestos a hacer lo mismo que Enver Hoxha en Albania", en alusión al aislamiento de ese país durante años.

Por ello, ha afirmado que los dirigentes venezolanos "casi celebran que se expulse al país de organismos internacionales para así no rendir cuentas y mantener su ideología, que es pensar como Marx y vivir como Donald Trump".

"Hay un eurocentrismo de izquierdas en el que se condena, por ejemplo, la manipulación de la prensa mundial (por el capitalismo) y no la del Gobierno de Venezuela con los medios de allí porque creen que está bien que se controle a los pobres latinoamericanos y no a los europeos, que son civilizados", ha dicho.

Para él, se ha extendido, además, "el mito del buen revolucionario, con una mirada mítica y guay, sin que importe que asesinen, violen y lleven al exilio a más de dos millones de personas".

Hernández no cree que vaya a cambiar el Gobierno de su país por un estallido social "porque ya lo hubo" y "se demostró que -los dirigentes- están dispuestos a disparar a la población".

"Lo único que veo posible es que haya una implosión en el Gobierno, por las hambrunas, y que eso coincida con una presión económica internacional por los impagos del país".

Este veterano periodista ha advertido también sobre "los pensamientos totalitarios peligrosos, como el de Venezuela, que están resurgiendo en Europa", en donde "hay que saber que las democracias no son ni eternas, ni están blindadas, ni aseguradas y cualquier día un país puede despertarse con una amenaza".

De hecho, ve ahora mismo en España, con la crisis en Cataluña, "una situación parecida a la crisis del bipartidismo de Venezuela en los años noventa, la que trajo a Chávez".

"Mi generación creció en democracia, estudió en democracia y no creíamos que el militarismo iba a volver y, de hecho, Chávez dio un golpe de Estado y fracasó, pero luego, en unas elecciones, logró instituir el mismo espíritu", ha relatado.

Cuando eso ocurrió "nos decían que venía algo malo, pero nosotros contestábamos que Venezuela no es Cuba" y "ahora, aquí, yo escucho del mismo modo decir que España no es Venezuela", ha advertido.

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