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En el marco del 17 Festival de Teatro de La Habana, la sala Covarrubias del Teatro Nacional de Cuba, se presenta esta puesta de danza contemporánea en la cual Boán se inspiró en la pintura del artista dominicano Fernando Peña Defilló, desde la profunda intimidad de los personajes.
Boán empleó música de Wim Mertens y Chucho Valdés, y contó con Renata Cruz como diseñadora de vestuario. El elenco de bailarines lo integran Daymé Del Toro, Patricia Ortega, Erick Roque, Mildred Rubirosa, Hendel Herrera y Jonás Padilla, todos de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea, fundada en 2010, y que pertenece al Ministerio de Cultura de República Dominicana.
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Refiriéndose a Defilló, la escritora Jeannette Miller escribió “Su temática que ha ido desde la naturaleza hasta el hombre, deteniéndose en aspectos singulares de la idiosincrasia criolla, ha logrado encontrar en gente y paisaje aspectos reforzantes de la identidad nacional. Al mismo tiempo, su trabajo se ha distinguido por una búsqueda de las esencias…”
Desde su fundación, el conjunto ha representado con gran éxito a República Dominicana en nueve festivales internacionales en España, Estados Unidos, Colombia, Costa Rica, Perú y Cuba, pues la directora y coreógrafa está reconocida como una de las más importantes artistas de la danza de vanguardia cubana e hispanoamericana.
Como creadora, bailarina y profesora, Boán ha trabajado en más de 40 países y hecho más de 50 coreografías para agrupaciones de danza, teatro, televisión y cine. Su estilo revolucionario mezcla todas las artes en el espectáculo danzario, con resultados expresivos y originales, la propia creadora lo bautizó como Danza Contaminada, y tiene múltiples admiradores en el mundo.
Creada en 1988 por la ya entonces reconocida coreógrafa y bailarina Marianela Boán, la compañía cubana DanzAbierta cambió la faz de la danza nacional convirtiendo el proceso coreográfico en un arte dominado por la investigación y el uso de la memoria cultural cubana.
Obras como El pez de la torre nada en el asfalto, El árbol y el camino, y Chorus Perpetuus, situaron a Marianela Boán en la categoría de icono cultural y nombre imprescindible cuando se habla de quienes luchan por escindir a la danza de su carácter histórico y clásico.
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