¿Por dónde le entra el agua al coco de Pinar?

Ora con gran pesar, ora con el enojo a flor de voz, varios de mis amigos pinareños me han llamado en estos días para compartir conmigo sus impresiones sobre la mala racha del equipo, que ha perdido siete de nueve compromisos y se aleja velozmente de los puestos que otorgan boletos a la postemporada.

Alguien me habló de slump. “Lo mismo está pasándole a Industriales”, señaló, añadiendo que “cuando se ganen par de juegos, las victorias vendrán en caravana”.

Otro dijo que el pitcheo de relevo no está aportando nada y expuso como ejemplo el pésimo momento de Frank Luis Medina, aunque luego pasó al optimismo porque “la inminente entrada de Raidel Martínez nos va a ayudar algunos días hasta que tenga que marcharse al Panamericano Sub-23”.

No faltó quien concentró la responsabilidad en el escaso rendimiento de los refuerzos convocados para paliar la anemia del ataque de los verdes. Y con razón: Michel Enríquez no ha podido ser el inmenso bateador que conocemos, Raúl González dista de parecerse al de la primera etapa, y Yusniel Ibáñez continúa sin reencontrarse con su mejor versión.

“De ellos solamente Cepeda está ayudando, pero una golondrina no basta para hacer verano”, resumió acongojado mi interlocutor.

Hubo más opiniones. Un especialista de la radio se refirió a la inexperiencia de Pedro Luis Lazo en el timón de mando; un aficionado lúcido insistió en que “había que pedir a un centerfielder”; y el director de una Peña Deportiva dijo que “se han venido abajo todos los principales renglones colectivos, incluyendo el fildeo”.

Así, hasta recalar en un testimonio que aludió a un posible cisma entre el capitán de la escuadra, Donal Duarte, y el cuerpo técnico que encabeza el mítico “99”. La fuente, que reclamó el anonimato, sostuvo que el problema intestino es el causante principal del estado de cosas.

“Me parece que Donal no está satisfecho con la pérdida de responsabilidad en el equipo, donde ha sido rebajado en el orden al bate y sustituido por Michel en la antesala”, apuntó. “Y es más: sospecho que lo peor es que los refuerzos se han ‘achantado’ al bajo nivel de juego que está mostrando el grupo”.

¿Quién tiene la razón? ¿Todos? ¿La mayoría? ¿O será que el mal de fondo todavía se desconoce? De momento, queda tiempo para que la nave pinareña recupere el rumbo, por el bien de ella misma y de este béisbol que tanto necesita de sus ganas y talento.