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El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha confesado este viernes en Vietnam que cuando tenía 16 años mató a una persona a puñaladas durante una pelea sólo porque se miraron fijo a la cara. Según publica El País, el suceso ocurrió en una época en la que él salía y entraban continuamente de la cárcel por sus sonadas reyertas. Así lo contó el propio mandatario a un grupo de trabajadores filipinos en la ciudad de Da Nang, donde se está celebrando el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico. A esos empleados les dijo además que si había hecho eso de joven, significa que ahora que es jefe de Estado no dejará escapar a quien "joda" a sus compatriotas.
No es el primer crimen que confiesa el presisente de Filipinas. En diciembre pasado dijo que había matado a drogadictos y narcotraficantes cuando era alcalde de Davao, una ciudad de la isla de Mindanao.
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Duterte, de 72 años, ha sido elegido presidente de Filipinas tras prometer que eliminaría a 100.000 toxicómanos y traficantes de drogas. Poco antes de ser elegido, contó cómo había disparado en la universidad a otro estudiante que se burló de su acento sureño.
Durante años Human Rights Watch ha denunciado a Duterte, a quien acusa de dirigir los escuadrones de la muerte en Davao. Se trata de bandas de antiguos policías que habrían eliminado de las calles de la ciudad a un millar de delincuentes. Esto ha hecho aumentar la popularidad de Duterte ya que la población asegura que ha mejorado la seguridad en el poco tiempo que lleva de mandato.
Desde que empezó la campaña antinarcóticos en Filipinas, cerca de 4.000 personas han sido abatidas en ese país. La cifra podría ascender a 7.000 si se suman las muertes de toxicómanos y narcotraficantes achacadas a crímenes callejeros.
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