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SANTIAGO, 20 nov (Reuters) Las elecciones de este domingo en Chile dejaron a las coaliciones de derecha y centroizquierda en una incómoda posición tras no lograr una clara mayoría en el Congreso.
Estas formaciones, que históricamente dominaron la política de Chile no lograron una clara mayoría, lo que obligará al próximo gobierno a pactar para llevar a cabo sus proyectos.
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Con casi la totalidad de los votos escrutados, el pacto de centroderecha Chile Vamos quedó con un total de 19 senadores y 71 diputados, mientras que los partidos del oficialismo suman ahora 20 escaños en la Cámara Alta y 57 en la Baja.
Para cualquiera que resulte ganador del balotaje de diciembre entre el exmandatario conservador Sebastián Piñera y el oficialista Alejandro Guillier, el equilibrio de fuerzas en el Congreso sería una piedra en el zapato.
Una de las sorpresas fue la irrupción del novel Frente Amplio, un bloque de izquierda que se convirtió en la tercera fuerza política del país con 21 diputados y un senador, cambiando el balance tradicional de una manera que no favorece a Piñera.
El Frente Amplio apoyó a la candidata Beatriz Sánchez en los comicios presidenciales, quien alcanzó el tercer lugar con una sorpresiva votación del 20 por ciento.
Piñera, un multimillonario de 67 años, ha prometido que corregirá las reformas en marcha de la saliente Michelle Bachelet, duplicará el ritmo económico y dejará al mayor productor mundial de cobre a las puertas del desarrollo.
Del otro lado del ring, Guillier -un periodista y senador apoyado por los partidos de izquierda de la coalición gobernante- aboga por continuar y profundizar las reformas impulsadas por la actual mandataria.
El duelo final entre Piñera y el oficialista Guillier
El exmandatario conservador Sebastián Piñera y su rival en la recta final por la presidencia de Chile, el senador oficialista Alejandro Guillier, tendrán que usar toda su artillería para seducir a los contrincantes que quedaron en el camino y llegar fortalecidos al balotaje de diciembre.
Piñera, un multimillonario de 67 años, quedó el domingo en el primer lugar entre ocho candidatos con un 36,64 por ciento de los votos, un nivel por debajo de la mayoría absoluta necesaria para triunfar en primera vuelta. Guillier, que representa a la centroizquierda gobernante, consiguió un 22,69 por ciento.
"Estamos contentos porque hemos logrado un gran resultado electoral", dijo Piñera ante sus seguidores. "Ahora se inicia una nueva etapa", agregó.
Aunque los dos candidatos mantendrían el modelo de libre mercado, Piñera busca corregir las reformas impulsadas por la gobernante socialista Michelle Bachelet, duplicar el crecimiento económico y dejar al país a las puertas del desarrollo.
Los votos obtenidos por Guillier, que busca profundizar las reformas sociales impulsadas por Bachelet, dejaron en evidencia los costos de una coalición gobernante que llegó dividida a las elecciones.
La gran ganadora
Sánchez, para quien los sondeos pronosticaban un apoyo de menos de dos dígitos, y que está ideológicamente mucho más cerca de Guillier que de Piñera, fue la gran ganadora de la jornada electoral y la que tiene la llave en la negociación hacia el balotaje.
"Hoy día vamos a iniciar una conversación (...) respecto a lo que viene", dijo emocionada ante sus partidarios tras conocerse los resultados finales de los comicios, refiriéndose a un diálogo dentro de su propia coalición para consultar a sus bases antes de sellar cualquier alianza.
Goic, en tanto, dijo que resolverán un eventual apoyo a Guillier en una próxima convención del partido.
El candidato ultraconservador José Antonio Kast, que defendió en la campaña el legado del dictador Augusto Pinochet, obtuvo un inesperado 7,93 por ciento de los votos, un capital político que será clave para Piñera en un balotaje.
Apenas horas después de conocerse los resultados, Kast se reunió con Piñera y aseguró: "A partir de mañana, con la misma alegría y entusiasmo, asumamos la tarea de hacer posible el triunfo del candidato (Piñera). No vamos a exigir nada ni a condicionar nuestro apoyo".
Comicios visto como un referéndum a la gestión de Bachelet
La elección fue vista como un referéndum a la gestión de Bachelet, que buscó reducir la enorme brecha de ingresos entre ricos y pobres con una serie de reformas, aunque los desacuerdos y una economía casi estancada abrieron fisuras de la coalición gobernante de centroizquierda Nueva Mayoría.
Los resultados del domingo podrían incluso poner en riesgo la supervivencia de la alianza que ha dominado la política chilena por décadas. Pero Bachelet intentó poner paños fríos.
"Necesitamos la unidad de todos los que quieren las transformaciones que el progreso de Chile requiere. Es el momento de la generosidad y unidad", dijo Bachelet en una declaración desde el palacio presidencial.
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