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MAR DEL PLATA/BUENOS AIRES, 21 nov (Reuters) - En medio de una desesperada búsqueda por aire y por mar, el clima más favorable en el Atlántico Sur mejoraba el martes las perspectivas de hallar al submarino argentino desaparecido hace seis días con 44 tripulantes a bordo.
La Armada argentina esperaba olas de entre tres y cuatro metros de altura en el área de búsqueda del submarino ARA San Juan, en el Mar Argentino, muy inferiores a las de ocho metros registradas el fin de semana.
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"Eso permitiría y facilitaría el patrullado marítimo de los buques, que es lo que estaba faltando en los últimos días y que no lo podía permitir la meteorología", dijo el martes en Buenos Aires el portavoz de la Armada, Enrique Balbi.
Aunque no hay certezas sobre lo ocurrido, varios expertos estiman que la nave podría estar bajo el agua y sin propulsión.
El operativo de rescate, que involucra a más de 30 aviones y barcos de Argentina, Estados Unidos, Reino Unido, Brasil y Chile, ha cubierto hasta ahora gran parte del área de casi 500.000 kilómetros cuadrados en la que se cree que el submarino podría estar tras sufrir un problema eléctrico.
"Hoy es un día clave", dijo María Victoria Morales, madre del tripulante Luis García -un electricista-, en el balneario argentino de Mar del Plata, donde está la base naval hacia la que se dirigía el submarino tras partir de Ushuaia, la ciudad más austral del mundo.
"Sabemos que son profesionales de primera, estamos esperanzados", añadió desde la base en cuyas rejas de entrada podían verse banderas de Argentina, fotos de los tripulantes y mensajes de apoyo.
La búsqueda del ARA San Juan permitió divisar en el mar elementos como una balsa o bengalas blancas, que dieron a los familiares una esperanza efímera que se diluyó al confirmarse que no eran del submarino desaparecido. Sin embargo, no se descarta que las bengalas pudieran pertenecer a otra balsa.
En medio de un operativo contrarreloj, porque se desconoce cuánto tiempo podría durar el oxígeno de la nave en caso de que no haya podido renovarlo, la Marina estadounidense envió además dispositivos de rescate y personal especializado.
La Armada dijo en la noche del lunes que los buques Skandi Patagonia y Sophie Siem -de la empresa Total- llegaron a Comodoro Rivadavia, en la Patagonia, para trasladar a la zona de búsqueda un vehículo de rescate operado remotamente, un mini-submarino y una campana de rescate que envió Estados Unidos.
FLOTA ANTIGUA
Las Fuerzas Armadas de Argentina cuentan en general con un equipamiento muy anticuado, una situación que muchos expertos consideran una consecuencia del desprestigio que los militares sufrieron en el país tras la sangrienta dictadura que comandaron entre 1976 y 1983.
El ARA San Juan, el más nuevo de los tres submarinos de la flota, fue botado en 1983. Construido en Alemania, tiene un largo de 65 metros y funciona con motores diesel y a electricidad, según datos oficiales.
La nave partió el lunes 13 de noviembre de Ushuaia rumbo a Mar del Plata, una ciudad turística situada 400 kilómetros al sur de Buenos Aires. La embarcación debía arribar a su base el domingo 19 o el lunes 20.
La compañía de comunicaciones satelitales Iridium Communications Inc informó el domingo que el último llamado registrado fue el miércoles 15 de noviembre a 430 kilómetros de la costa de la Patagonia argentina.
Una fuente del Ministerio de Defensa dijo a Reuters que ya se abrió un sumario para investigar el caso y que no se descarta realizar una denuncia penal una vez que concluya el operativo de rescate.
La noticia ocupa las tapas de los diarios y la mayor parte de la programación de los canales de noticias del país.
"Seguimos haciendo todo lo posible, desplegando todos los medios nacionales e internacionales disponibles para encontrarlos lo antes posible", dijo el presidente argentino, Mauricio Macri, durante un acto.
En la principal catedral de Buenos Aires, el arzobispo local celebrará una misa por la tarde "acompañando en la esperanza a los familiares de los tripulantes del submarino".
(Con reporte adicional de Maximilian Heath y Juliana Castilla; editado por Ana Laura Mitidieri y Carlos Serrano)
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