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La heladería Coppelia, de la ciudad de Pinar del Río, reinaugurada el pasado 30 de septiembre, no convence a sus clientes dos meses después de su reapertura. El establecimiento tiene 119 trabajadores y el reto de atender cada mesa en un mínimo de 45 minutos. Un sondeo destapa las primeras insatisfacciones.
“Lo que no me gusta es que (el helado) casi siempre llega medio derretido a la mesa y debo tomarlo rápido para que el otro que pedí no se convierta en batido", dice al semanario Guerrillero una cliente, de nombre Sara María.
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"Llevé a mi niño a Coppelia el día que cumplió cinco años. Mi amiga me acompañó con su hija de seis", dice Zulema García. "Durante media hora estuvimos en la cola. Cuando entramos, casi una hora de espera en la mesa y al final los niños se quedaron con ganas".
Por su parte, Elena Fernández afirma que ha visitado cinco veces el centro desde su reapertura, y que en ninguna de ellas pudo tomar el "150 y más", una de las especialidades dedicadas al aniversario de la ciudad. Otro usuario, Manuel Labrador, se suma a la protesta: "¿Por qué si vengo desde lejos, aguanto tremenda cola y entro para pasar un buen rato y refrescar, no me dan lo que deseo consumir? Y para colmo, el helado lo traen casi líquido".
Según la publicación provincial, la carta oferta cuatro especialidades nuevas. Las conocidas "Vaca negra" y "Vaca blanca", así como el "Cake a la moda" y la "Lírida" pueden pedirse sin límite, mientras que del resto solo se pueden ordenar dos.
"Tenemos limitaciones para el consumo porque nos visitan más clientes y la cifra de asignación es la misma de antes", dice Yamira Acosta Rodríguez, directora de la Empresa Municipal de Gastronomía, quien explica que el servicio se incrementa los lunes, pero que los horarios de fin de semana se extienden "y a veces hay que dividir el helado entre todos los días". En dependencia del abastecimiento con que cuenten, se pueden vender por cliente tres o cuatro bolas.
La fuente señala que precisamente la afluencia de público es uno de los motivos del consumo limitado. Según un monitoreo efectuado por la empresa antes citada, solo el martes 31 de octubre la visitaron 3.085 usuarios. Para atender a ese público contaban con 311 cajas de helado y 25 cakes.
Desde luego, una cosa es el producto y su demanda, y otra las insuficiencias en la calidad de la atención, que es un clásico en estos establecimientos. “Me sucedió varias veces que una vez dentro de Coppelia se demoró el pedido. Ya estoy que pienso hasta para entrar y prefiero dirigirme hacia El Ligerito, que es más rápido el servicio”, dice Oscar León.
Por su parte, la estudiante Rocío Pérez también se queja de la incomprensible tardanza en servir un producto que ya viene elaborado: "Nosotros, como nos pasamos la semana entera en la beca, con la mala comida de la escuela, venimos a la ciudad, comemos pizza o algo así y después terminamos aquí. El problema es que en ocasiones perdemos mucho tiempo".
Otra vez la empresa responde. Según Juan Miguel Medina Moreno, administrador de la heladería, desde que el cliente está sentado a la mesa, los dependientes (uno para cinco mesas) tienen 45 minutos para despacharle el helado, después de servirle el agua y tomarle el pedido. “Deseamos que sea como un restaurante especializado, pero en helado. Queremos rescatar un servicio para que la persona consuma ahí”, afirma la directora de la empresa provincial.
Desde la reinauguración, la plantilla de la heladería tiene 119 trabajadores, y la capacidad de la instalación es de 264 consumidores a la vez, una proporción que debería resultar suficiente para garantizar la rapidez.
Según el semanario, “la mayoría de los jóvenes dependientes desconocían las prácticas de salón y con el apoyo de los compañeros de la Escuela de Comercio y Gastronomía, quienes evalúan al personal, las equivocaciones son menores”.
Para poner una de cal y otra de arena, las periodistas apuntan la novedad de algunos insumos, como “las diminutas cucharas que apenas caben en la mano de una persona común. A diferencia de las antiguas, éstas son las verdaderas para tomar helado, de igual tamaño a las que acompañan el pote de helado de Nestlé”. Asimismo, hacen notar que el establecimiento cuenta con una nevera nueva y con 10 freezers. Los vasos, canoas, copas, estantes y boleadoras son nuevos, mientras que la cristalería utilizada es toda de importación, "todo a tono con el diseño de la unidad, de exquisitez".
Esto no aleja, sin embargo, los problemas como que, la semana pasada, la heladería permaneciera cerrada de lunes a viernes por problemas con el agua potable. Al abrir el sábado, la situación no se había normalizado completamente.
“Nos percatamos de una filtración en la cisterna. Primero, se habilitaron tanques que se llenaban a diario con pipas, y ahora para seguir estamos empleando las cisternas del Fruticuba, que antes pasaron por un tratamiento con cloro. Utilizamos ambas unidades”, explicó el administrador Medina Moreno.
A la luz de todas las insuficiencias registradas, la publicación concluye: “Ultimar detalles que impiden un servicio óptimo constituye prioridad para administrativos y personal al frente de los salones. Coppelia reabrió con novedades, pero la premura y el conformismo no deben ser sus particularidades”.
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