Vídeos relacionados:
Excelente pórtico para las fiestas decembrinas, Navidad y Fin de año, el espectáculo “Amigas en concierto, celebrando cumpleaños” desbordó literalmente las capacidades de la Basílica Menor de San Francisco de Asis, e inundó el espacio de apropiada armonía, innegable profesionalidad y cubanísima gracia.
En las palabras de apertura, Zenaida Romeu explicó brevemente que se trataba de un concierto variado, alegre y ligero, de fin de año, que además tenía la voluntad de loar una amistad de muchos años, y celebrar los cumpleaños, por estos días, de estas tres prestigiosas directoras de coro u orquesta.
El concierto también se dedicó a los indiscutibles logros de la enseñanza artística en Cuba, pues Zenaida Romeu, Alina Orraca y Leonor Suárez coincidieron en las aulas de la Escuela Nacional de Arte o del Instituto Superior de Arte.
Lo más leído hoy:
Las tres maestras quisieron agradecer las enseñanzas de pedagogos como la húngara Agnes Kralovszky, alguien que les inculcó la perseverancia, el rigor y el deseo de hacer música lo mejor posible a la hora de emprender obras grandes o pequeñas.
Inmediatamente comenzó el concierto, con la sala atestada por personas que incluso pagaron por verlo de pie: el primer segmento se dedicó a la Schola Cantorum Coralina, dirigida por Alina Orraca. Desplegaron virtuosismo y versatilidad entre piezas de Hugo Wolf o Ko Matsushita, y el efervescente Qué rico é, de Guido López Gavilán.
La segunda parte se dedicó a la Camerata Vocal Sine Nomine, dirigida por la maestra Leonor Suárez. El coro de muchachos se movió (ellos mismos y su amplio repertorio) entre el lirismo delicado o místico y la pachanga a todo tren, y así acometieron Toda lágrima Él enjugará, de Ernesto Herrera; la melancolía existencial de Los pájaros perdidos (Astor Piazzola) y las performáticas, bien teatralizadas interpretaciones de Messié Julian (Ignacio Villa) o del spiritual The Battle of Jericho.
Elevación, sabiduría y belleza desplegaron las dos primeras partes de este concierto, que alcanzó el clásico broche de oro con la Camerata Romeu, dirigida por Zenaida, con los allegros y pianissimos de La Primavera y El invierno, de las Cuatro estaciones de Vivaldi; y un precioso popurrí cubano, interpretado desde el respeto profundo a la música popular de esta Isla, desde Miguel Matamoros a Pablo Milanés.
Sin embargo, el verdadero cierre maestro se confió, acertadamente, a la humorística, espectacular versión de Ensalada italiana, con la participación de las tres directoras y sus respectivas agrupaciones, en medio de la descacharrante parodia al divismo y la competitividad inherentes al mundo operístico.
En fin, una noche memorable, y un concierto muy bien pensado para celebrar no solo tres señalados aniversarios, sino la plenitud de la vida convertida en música culta, nunca reñida con el regocijo ni con la tan necesaria espectacularidad.
Archivado en: