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Lerys Aguilera se convirtió en el personaje principal de una historia realizada por ESPN.com que contaba con un perfil escrito y otra parte documental. La versión escrita fue publicada el 20 de junio de 2017, mientras el documental se presentó a finales de noviembre.
En ambos, Lerys aparecía centralizado de un realismo extremo: sus pobres condiciones de vida y la imposibilidad de realizar sus sueños era lo que más impactaba.
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El beisbolista salió de Cuba en 2014. Dejó atrás su familia como la mayoría de los jugadores que se lanzan a la interminable cruzada de la emigración y de ojos semi-tapados porque no saben a que se enfrentaran. Entre 2014 y 2017 nunca disputó juego oficial alguno. Entrenamientos, escasas presentaciones en showcases y algún que otro partido sin regularidad, una vez un sábado, al tiempo de eso algún que otro domingo.
Invariablemente, Aguilera sufrió como otros. Su inversionista/agente/buscones y la empresa reunida en torno a su figura no vieron una creciente ganancia para invertir en Lerys y este abandonó a quienes lo apadrinaban antes de cumplir un año en Dominicana.
El hombre que dirigía los destinos de Lerys se llama Rudy Santín, reconocida personalidad del negocio que tiene una academia (MVP Sports) de béisbol en Santo Domingo.
Entre los meses de junio y noviembre pensaba mucho en Lerys. El periodista Scott Eden, de ESPN, me preguntó una vez sí creía que el slugger holguinero podría firmar algún día. Le comenté que era incierto, su futuro parecía entrado en el limbo. No existían muchas esperanzas de que Lerys jugara béisbol profesional, y menos firmar con algún equipo de MLB.
Pero. El tiempo urgente siempre gira y Lerys no renunció a confiar en la ruta de Dios y en sí mismo. Se hizo un hombre de fe y empezó a confiar. Se mantuvo entrenando en medio de una esperanza que alimentaba él mismo.
En septiembre mientras entrenaba en uno de los terrenos de Santo Domingo a Lerys le estafaron el teléfono. Lo había dejado en su mochila bastante lejos de la vista de cualquiera y lo madrugaron. Por esos días conversaba con la directiva de los Indios del Bóer, equipo histórico de la Liga Profesional de Nicaragua, quienes estaban interesados en sus servicios. En su teléfono se hallaban todos los números y contactos y él no tenía otra manera de comunicarse.
Cada uno de los días posteriores a la perdida de su teléfono, Lerys pedía a algún conocido su teléfono para conversar por la red social de Facebook con los directivos del Bóer. Pedía un día aquí y otro allá, a veces en una laptop. Las puertas y los caminos no se clausuraron esta vez, como persiste en las historias donde todo parece perdido, de repente se armó un agujero de luz.
Lerys ancló en Nicaragua con una maleta bastante frágil de peso. Aún mantenía par de prendas de vestir de la primera semana cuando llegó a Dominicana en 2014. El maletín se reducía a implementos deportivos, sus guantillas, bates y la mascota de primera base. Algunas de estas cosas las tuvo que dejar en el aeropuerto de Santo Domingo porque Lerys no poseía dinero sobrante para pagar el sobrepeso.
En el presente, y pasado un mes y medio de encontrarse en Nicaragua, enfrentar el nivel de la liga y presentarse en estadios rebosantes de aficionados; la historia de Lerys se ha transformado con un giro de 360 grados. Es segundo de los bateadores de la liga (353 average), líder en impulsadas (18 RBI) y segundo en hits (36). Su rendimiento con el Bóer supera a jugadores que participan en ligas menores de Estados Unidos y circuitos de México o Italia. Existe una certeza. El final de Lerys Aguilera no será el que se contempla en la historia publicada por ESPN el 20 de junio.
“Seguiré intentándolo hasta que no pueda más”, le dijo Aguilera a Scott Eden tiempo atrás.
Lerys encontró el oxigeno necesario en Nicaragua. Desde que salió de Cuba esta ha sido su única y mejor experiencia en todos los ámbitos. Me dice que es maravillosa esta nueva oportunidad a sus 32 años, pero en verdad Lerys no recibió ninguna antes. El primer jonrón del Bóer en el actual invierno lo conectó el mismo Lerys. Luego de eso, los anotadores buscaron las estadísticas y comprobaron que la última vez al bate de Lerys en Cuba también había sido jonrón.
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