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A pesar de sus 85 años de edad, la memoria de Bob Arum está perfecta. El mandamás de Top Rank no olvida aquella noche de sábado del 13 de abril de 2013, cuando el cubano Guillermo Rigondeaux destrozó en menos de dos horas los años de trabajo gastado para maximizar la figura de Nonito Donaire.
Donaire no era ningún desconocido y venía de ser el mejor pugilista del 2012; sin embargo, nada, absolutamente nada, pudo hacer ante “El Chacal”, inmenso desde todo punto de vista. A escasos metros del ensogado, Arum, enfadado, pensó algo que luego le expresaría a la prensa: “con ese boxeo no llegará a ningún lado”.
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La frase ha marcado la carrera del santiaguero, quien no la ha tenido fácil para brillar, siendo, incluso, uno de los mejores libra por libra del planeta. No obstante, en busca de la revancha, el viejo zorro de Arum le dio una segunda oportunidad al bicampeón olímpico, y aceptó una pelea ante su nueva creación, el ucraniano Vasyl Lomachenko. “Rigo” enfrentará este 9 de diciembre a “Hi Tech” en Nueva York.
A la espera del campanazo inicial de un duelo pactado en las 130 libras, Bob, oriundo de Brooklyn, no para de arremeter contra el cubano. Bob intenta desacreditar al mismo fajador que destrozó sus sueños en el pasado y que, para colmo, tiene el chance de hacerlo nuevamente en el futuro.
En conferencia telefónica, Arum opinó que “el estilo cubano es apilar puntos, y después pasear el resto de la pelea, porque lo único que quieren es ganar por puntos”, antes de comentar que “Vasyl no le va a permitir eso. Va a tener que ser más agresivo de lo que quiere ser. Rigondeaux no le va a ganar por puntos. Tendrá que pelear para llevarse la victoria”.
Además, destacó las aptitudes de su apoderado. “Vasyl es muy técnico, sabe defenderse, pero busca la grieta del rival, con la mente puesta en hacerte daño, en herir al oponente. Por eso complace a los aficionados. Así son la mayoría de sus victorias”.
El duelo Arum vs. Rigondeaux también se vivirá en apenas unos días, y aunque lejos del ring ese combate igual se llevará algunos cintillos informativos. El poder del avezado promotor puede verse disminuido otra vez por un cubano que tiende a ridiculizar a sus oponentes. Habrá que esperar para saber quién se lleva la victoria y cómo la consigue.
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