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La Ciudad de Miami quiere desalojar de sus casas a los padres de los niños mordidos por ratas en un edificio de la Pequeña Habana. Según publica El Nuevo Herald, los inquilinos del inmueble, que se quejaron de que sus hijos tenían sarna y habían sido atacados por roedores, se enfrentan ahora al desalojo, pese a que pagan 1.000 dólares de renta.
Para sacar adelante el desahucio, la Ciudad de Miami interpuso este martes una demanda ante la Corte Civil. De esta forma pretende conseguir que los propietarios de las viviendas desalojen a sus inquilinos en el plazo de cinco días para dar paso a la demolición del edificio. La decisión se toma después de que los dueños de los apartamentos no hayan tomado medidas para rehabilitar el inmueble en los plazos establecidos por las autoridades.
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La demanda defiende también que la propiedad, ubicada en 946 SW 4th Street, es insegura y no cumple con las exigencias del Código de Edificaciones de la Florida. En todo caso, barajan que si no se autoriza la demolición, el tribunal nombre un nuevo administrador y obligue a los propietarios a hacer todas las refomas que necesita un inmueble con problemas de estructura, moho en paredes y techos y daños en ventanas. A eso hay que sumar una plaga de ratas.
Un portavoz de la compañía 946 Property Holdings, LLC., propietaria del edificio, ha asegurado a El Nuevo Herald, que los dueños del edificio actuaron "rápidamente" y despidieron al administrador y a la compañía de control de plagas. Asimismo, asegura que las mejoras que necesitaba la propiedad comenzaron a hacerse el 30 de noviembre, justo cuando los inquilinos acudieron a los medios de comunicación para denunciar que varios niños habían sido mordidos por ratas. Fue entonces cuando el comisionado municipal Joe Carollo, que representa al distrito, envió inspectores que volvieron a multar a los propietarios.
Este portavoz añade además que ofrecieron a los inquilinos pagarles un nuevo alquiler para que se mudaran a otro sitio, pero éstos rechazaron la propuesta. Algunos han explicado que lo hacen porque no tienen auto y van a pie o en bicicleta a sus trabajos en el downtown. Otros porque aseguran que no tienen dinero para el depósito de un nuevo alquiler.
Paula Laguna, madre de tres niños, uno de ellos una bebé de un año, que fue mordida mientras estaba en la cuna, ha apuntado a El Nuevo Herald que su apartamento fue fumigado el fin de semana y que los huecos de las paredes han sido sellados. Sin embargo, admite que aún hay ratones. Su problema es que, de mudarse, no tiene con quién dejar a sus hijos, para trabajar en la construcción.
La Ciudad de Miami pretende que un juez obligue a los propietarios del edificio a buscar un nuevo alquiler a los inquilinos y además les paguen la mudanza.
Carollo mostró a El Nuevo Herald su desconfianza hacia los dueños del edificio y se pregunta cómo es posible que el inmueble se haya mantenido abierto durante todo este tiempo. Asimismo dijo que intentarán ayudar a los inquilinos en todo lo que puedan.
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