Tres preguntas a Don Miguel Cuevas

Durante el reciente Campeonato Nacional de Softbol de la Prensa tuve la oportunidad de conversar brevemente con una de las grandes glorias del béisbol insular, el camagüeyano Miguel Cuevas.

Con 83 almanaques vencidos pero todavía corpulento y con una lucidez envidiable, el slugger más respetado de los años sesenta aceptó responderme tres preguntas sobre la actualidad beisbolera del país.

¿La pelota que hoy se juega en Cuba es mejor o peor que aquella que a usted le tocó?

-Ahora hay grandes valores, pero pienso que aquellos equipos son incomparables porque había más concentración de la calidad. Recuerdo que cada día teníamos que enfrentarnos a un pitcher de excelentes condiciones. Por ejemplo, contra Industriales tenías que lidiar contra Hurtado, Changa, Pastor, Rigoberto Betancourt... Era difícil encontrar descanso, cosa que actualmente no sucede porque son demasiados los equipos y muchos buenos jugadores se han marchado.

¿Y cuál podría ser el primer paso a dar para recuperar el terreno perdido?

-Se podrían hacer muchísimas cosas, pero me parece que una de las primeras es entender que para desarrollar a todos los talentos necesitamos establecer un sistema que los presione a rendir, que les haga saber que si no rinden habrá alguien para reemplazarlos. Los americanos tienen eso bien implantado, y son los que mejor pelota tienen en el mundo. Yo no aspiro a que copiemos exactamente el mecanismo de ellos que tienen un montón de sucursales para cada equipo, porque al final de cuentas nuestras circunstancias son distintas. Pero sí podemos hacer algo para obligar a esos muchachos a dar el máximo de ellos.

¿Tiene usted alguna propuesta para llevar esa idea a vías de hecho?

-Creo que el campeonato nacional debiera seguir teniendo representación de cada provincia pero hay que limitarlo a la función de desarrollar talentos. Al mismo tiempo que se juegue éste, me gustaría que se efectuara una serie elite con un máximo de seis equipos, con la posibilidad de que constantemente puedan subir y bajar jugadores de una liga a la otra.

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