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Estados Unidos ha visto nacer a su primer bebé de un útero trasplantado, evento que tuvo lugar en la Universidad de Baylor en Dallas, en el estado de Texas, en lo que se considera un hecho histórico para la medicina de ese país, informó la revista Times.
La madre forma parte de un grupo de 10 mujeres que nacieron sin útero o son estériles, y que por ello recibieron un órgano en carácter de donación. Otra de las pacientes también está embarazada.
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La feliz mamá recibió la matriz de una enfermera de Dallas de 36 años llamada Taylor Siler, quien ya tiene dos hijos y decidió, junto a su esposo, donar su órgano.
Este es el noveno bebé que nace de esta manera en el mundo pero el primero en Estados Unidos y el primero, también, que lo hace fuera del hospital de la Universidad de Sahlgrenska, en Gotemburgo, Suecia, donde han nacido los otros ocho desde 2014.
En ese año el país nórdico se convirtió en el primero en lograr un alumbramiento de un útero trasplantado, después de diez años de investigación y entrenamiento quirúrgico por parte de médicos de la Universidad de Gotemburgo.
Aquel bebé nació prematuramente con un peso de 1,8 kilogramos, (menos de cuatro libras), pero su estado general era bueno y, al no haber complicaciones, tanto él como su madre fueron dados de alta días después.
Su madre tenía 36 años, y formaba parte de un grupo de nueve mujeres que recibieron un nuevo útero en un estudio. Su donante era una amiga de la familia de 61 años, que había pasado por la menopausia siete años antes.
En 2014 el avance logrado por los especialistas suecos abría una alternativa, aún experimental, para miles de mujeres. Mats Brannstrom, quien lideró el equipo, reveló entonces que se había utilizado el procedimiento de fertilización in vitro para producir 11 embriones, que luego fueron congelados.
Posteriormente se realizó el trasplante del útero. Un año después, los médicos decidieron que estaban dadas las condiciones para implantar uno de los embriones.
En ese momento, Allan Pacey, presidente de la Sociedad Británica de Fertilidad, destacaba que el logro abría la posibilidad de tratar a muchas más mujeres jóvenes con infertilidad uterina en todo el mundo.
La gran duda ahora era si el procedimiento podría repetirse de forma confiable y segura, algo que afortunadamente ha quedado demostrado.
Antes de ellos, otros dos equipos médicos intentaron realizar trasplantes de útero. En un caso, el órgano tuvo que ser removido a los tres meses; en el otro, los embarazos terminaron en abortos involuntarios.
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