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Un número superior al millón de cubanos han esbozado esta pregunta. ¿Qué pasa? ¿Por qué este equipo de estrellas que brilló en el Campeonato Mundial de 2010 no puede unirse? ¿Por qué no pueden ser los mejores del mundo? ¿Qué hubiera sucedido si…?
Todos los cubanos nos hemos quedado con esa nostalgia guardada en el alma. La Federación Cubana de Voleibol, el INDER y el gobierno cubano son los únicos responsables. Culpábamos a la MLB y al embargo económico porque los beisbolistas no podían jugar legalmente en los Estados Unidos y representar a su país, ¿a quién culpamos por la realidad del Voleibol?
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Hace poco la página Volleymob publicó un artículo sobre lo mortífero que sería un equipo cubano con todas sus estrellas. Florecería un “Dream Team” de ensueño, similar al USA de basquetbol, las leonas argentinas de hockey o las Morenas del Caribe, tri-campeonas olímpicas (1992-2000). Tenemos que ser realistas. Este equipo existirá en el escenario perfecto de nuestra imaginación.
Hubiera sido maravilloso, aunque perdieran, una dulce derrota.
Wilfredo León, Yoandy Leal, Osmany Juantorena, Robertlandy Simón, Isbel Mesa, Raydel Hierrezuelo, Ángel Dennis, Leonel Marshall, Fernando Hernández, Michael Sánchez, Oriol Camejo, mas un listado infinito de talento.
La mayoría, por no decir todos, salieron de Cuba solicitando su baja del equipo nacional. No desertaron, no abandonaron, no traicionaron, simplemente no pudieron estar más cuando la triste ilusión del cambio no se realizó. Cuba prosiguió desalineada al mundo del profesionalismo y el deporte fue superado por su misma circunstancia.
El mismo Simón declaró alguna vez que se había rendido. Que se cansó de pedir ayudas al gobierno para que mejoraran las condiciones de vida, se rindió. Ahora Simón, de 30 años y jugador de Sada/Cruzeiro de Brasil cobra alrededor de un millón por temporada, uno de los voleibolistas mejor pagados del mundo.
Ahora saltará algún dirigente cubano a decir que traicionó los principios de la patria por el dinero cuando la única verdad es que Cuba, la patria, el INDER y todos los estamentos traicionaron a los jugadores. No mostraron el futuro que merecían por sacrificio y talento. Wilfredo León tenía que cargar el agua para lavar su ropa.
“Algunas personas han venido a preguntarme por qué abandoné el equipo Cuba y yo les digo que eso es una pregunta que no se me debe hacer a mí, esa es una pregunta que se le debe hacer a otras personas que no tienen nada que ver conmigo”, le dijo Simón al periodista Abraham Jiménez.
Cuba les falló a ellos. Y la tristeza se agiganta cuando los voleibolistas han pedido regresar con el equipo Cuba y Cuba no los aceptó. Pues saben qué, ante todo el estigmatismo, prepotencia y subdesarrollo mental del gobierno, ellos se lo perdieron. Nadie te salva del fracaso.
Y el sufrimiento y la impotencia cae en el rostro de la afición. En la cara de los que siempre quisieron ver el equipo que debió ser y nunca fue. Cada generación que pasaba se disolvía en una mezcla química de un experimento perdido. El voleibol cubano se transfiguró de un sub-campeonato Mundial (2010) a un eterno equipo colegial.
¿Podremos ver algún día nuestro “Dream Team” de Voleibol jugando para Cuba? No. Nunca. Nada cambiará.
Los dejaron ir y cuando podían resarcir el daño, provocaron la muerte. Un número superior al millón de entrenadores y especialistas en el mundo preguntan: ¿Qué pasó? ¿Por qué nunca existió?
Preguntadle a Parménides y él te dirá: “Todo lo que hay ha existido siempre. Nada puede surgir de la nada. Y algo que existe, tampoco se puede convertir en nada”.
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