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Pocas veces algo bello recibe tantas críticas y expresiones de rabia. Una juguetería es por definición un lugar de ensueño, un sitio donde niños y adultos encuentran motivos para sonreír, pero eso no fue lo que consiguió el bazar inaugurado este sábado 9 de diciembre en el bulevar de Santa Clara.
Ni siquiera la lluvia consiguió disuadir a los cientos de santaclareños que se aglomeraron para ser testigos de la novedad. Tras un año cerrada por obras, La Época dejó de ser la única shopping de la ciudad donde los clientes podían entrar con bolsos sin ser revisados al salir, para convertirse ahora en un pintoresco comercio destinado a los niños, gracias a una iniciativa de la cadena TRD.
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"Vergüenza debería darles", "Qué falta de respeto", "¿Hasta dónde van a llegar?" fueron algunas de las expresiones que se escucharon tanto dentro como fuera de un establecimiento, que irrita a los santaclareños por sus excesivos precios.
"Hasta el King Kong está molesto con la estafa", asegura una madre refiriéndose al gigantesco simio que chilla en el centro de la tienda. Y no es para menos pues el más barato de los juguetes se encuentra por encima de los 6,00 CUC (6 dólares o 150 pesos cubanos), lo que equivale a poco menos de la cuarta parte del salario mensual promedio, que roza los 800 pesos (32,00 CUC).
La gran mayoría de los artículos vendidos en este establecimiento rondan los 20,00 CUC y muchos, incluso, alcanzan las tres cifras. Ni siquiera los cientos de juguetes que colman este bazar infantil se ven exentos del oneroso gravamen que establecen las tiendas recaudadoras de divisas a los productos importados. Según Ismael, un médico español, el mismo peluche que le ha comprado a su sobrino en Santa Clara, en España le costaría la tercera parte de ese monto.
"Ni loco traigo a mi hija", asegura Lorenzo ante un set de muñequitas importadas de Italia, que le costarían 7 sueldos y medio, según él mismo se encarga de calcular con el celular en la mano. "Está duro esto. Uno es adulto y entiende bien, pero un niño no comprende que tenemos que priorizarles la comida o la ropita, antes que darles el lujo de un juguete", explica consternado este obrero de 36 años.
Sin embargo, para Migdalia, alfabetizadora y maestra jubilada, un juguete no es un lujo, y es por eso que le duele tanto la iniciativa de colocar justo delante de una escuela Primaria este excluyente paraíso infantil. "¿Dónde quedaron aquellos ideales de igualdad? ¿Cuándo renunciamos a esa idea de equidad para nuestros niños y niñas? Es indignante", asegura frente a la vidriera.
Y no le faltan razones. Durante décadas los cubanos asumimos psicológicamente una utopía igualitaria como talante casi natural de la nueva sociedad socialista. La Revolución, que llegara con su caravana victoriosa a Santa Clara precisamente el 6 de enero de 1959, suprimió (y condenó) el tradicional festejo del Día de los Reyes, en que los padres que podían comprarle un regalo a sus hijos se lo dejaban debajo de la cama al amanecer del sexto día de un nuevo año.
La nueva filosofía igualitaria indicaba que cada pequeño tendría derecho a idénticas oportunidades en la Cuba revolucionaria. De tal modo, sin importar el estatus económico de sus padres tenían asignado un juguete básico, uno no básico y uno adicional, cada cierto tiempo.
Pero aquellas intenciones pasaron de moda, y a pesar de la retórica paritaria del discurso oficial, los afanes recaudatorios del presente no se detienen ni siquiera ante las desiguales condiciones de vida de la familia cubana. La Época vende sin importar quiénes van a encontrar una muñeca o un carrito este 6 de enero debajo de la cama.
Precios destacados
Un bebé de goma: 20,00 CUC (el más barato).
Una Barbie: 13,50 CUC (la más barata).
Un peluche: 18,50 CUC
Un tigre de goma: 13,00 CUC.
Un dinosaurio que mueve la cabeza mecánicamente: 42,00 CUC
Un ponny de goma de 5 cm de largo: 14,50 CUC
Un juego de cocinita: 137,00 CUC.
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