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El grupo de opositores cubanos, que lleva más de un mes y medio viviendo en las calles de Trinidad y Tobago, frente a la sede de las oficinas de Naciones Unidas, ha declinado la asistencia social que le han ofrecido en Puerto España, capital del país, porque su intención es conseguir asilo en los Estados Unidos con la ayuda de la ONU, según publica el periódico local Newsday.
Rochelle Nakhid, coordinadora de una ONG Agua Viva, que se dedica a ayudar a refugiados, ve improbable que el grupo de disidentes cubanos, en el que hay niños, incluido un bebé de un año, pueda viajar a Estados Unidos amparado por las Naciones Unidas.
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Según ha explicado a Newsdays, su organización ha ofrecido vivienda a los manifestantes, que llevan cerca de 50 días durmiendo en la calle, pese a las constantes lluvias que han caído estos días en Puerto España. Sin embargo, estos han rechazado la ayuda y continúan acampados a la intemperie, cubriéndose de los aguaceros con nylons y utilizando los baños del parque Reina Savannah o del Museo Nacional de Trinidad y Tobago.
El grupo de disidentes cubanos llegó a Puerto España en noviembre del año pasado. Por entonces eran 12 personas, entre familiares y amigos. En principio se declararon manifestantes pacíficos contra el régimen totalitario cubano. Según explicaron, huyeron de Cuba porque estaban siendo perseguidos y sus vidas corrían peligro. Con el tiempo, el grupo fue creciendo hasta llegar a los 23 miembros actuales, Entre ellos hay cinco niños.
Las autoridades migratorias de Trinidad y Tobago en un primer momento los derivaron a la ONG Agua Viva y de ahí enviaron sus documentos a la oficina de la ONU ya que este país, de los pocos que no exige visado a los cubanos, no facilita el proceso de asilo. Al parecer, ya han tenido una entrevista con un reponsable de Naciones Unidas, pero se niegan a moverse de los exteriores de su sede, a la espera de que les den asilo en Estados Unidos.
Tras su llegada, el grupo de cubanos fue instalado en un sitio en el que podían residir de 8 a 10 personas. Costaba 500 dólares. Sin embargo, los invitaron a marcharse al cabo de un mes porque hacían ruido y montaban fiestas continuamente. De ahí pasaron a vivir en una posada y aunque luego la ONG les ofreció apartamentos, los rechazaron porque eran muy pequeños o porque estaban muy lejos de la oficina de la ONU o porque no quieren vivir con personas desconocidas.
Como no tienen sus papeles en regla no pueden trabajar en Trinidad y Tobago, por lo que continúan dependiendo de la ayuda de la ONG.
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