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Desde hace días, no se hablaba de otra cosa. ¡Qué Navidades ni Misa de Gallo! Qué concierto de Navidad en la Catedral o los mejores deseos para que en el 2018 no se vaya la luz. ¡Caballero, ni porque Industriales barrió a Pinar, en este Cerro mío se escuchaba hablar de pelota! Todas las opiniones, discrepancias y apuestas estaban centradas en el Clásico de Clásicos del fútbol de las estrellas.
No había prácticamente amanecido cuando mi hijo entró como una tromba en mi cuarto, encendió el televisor a todo dar y comenzó su accionar el añorado partido. (Por supuesto, su mujer, ajena a estos trajines deportivos, lo expulsó de su cama nada más escuchar al narrador comenzar a dar las alineaciones).
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Me levanté y rauda y veloz puse mi cafetera para sentarme con mi hijo a disfrutar (YO) y sufrir él del choque entre dos equipos, dos aficiones, pero también a los dos mejores jugadores del mundo: Lionel Messi y Cristiano Ronaldo.
Tras un primer tiempo, ni para allá ni para acá, entiéndase cero a cero la pizarra; otro Barza se apoderó de la cancha del "Santiago Bernabéu" y rápidamente Luisito Suárez puso mate a una jugada tejida desde el mediocampo para el UNO- CERO.
¡Ah!, pero quién les dice que por obra y gracia, y NO del Espíritu Santo por cierto, se fue la luzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz y aquella cuadra mía del Cerro, como por arte de magia, se llenó de gente "recordándole la progenitora de sus días" a aquel que cortó la electricidad.
Ahí sobrevino un cúmulo de ciclistas, corredores y ¡hasta floristas! corriendo en pos de la ansiada luz, que, al momento de escribirles aprovechando la batería de mi computadora, no ha lleha llegado, quizás esperando el próximo clásico.
Después de todo, intercambiamos bromas, sorbos de café y hasta flores. Y claro, los madridistas tuvieron que aceptar su fracaso pues hasta expulsiones hubo y el gran Messi de penalti y Alex Vidal, ya en las postrimerías, por magistral pase de la Pulga, redondearon la inesperada, para muchos, goleada.
Asistencia para Radio Rebelde que estaba trasmitiendo el partido. Habrá que esperar el 'Halá Madrid' porque esta vez sólo se escuchó 'Visca Barca'.
¡En fin! Un clásico de clásicos a los cubanos que ojalá no se repita en Noche Buena, Navidad o Fin de Año.
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