Mis claves del Madrid-Barça

El Barcelona dio un paso firme rumbo al título liguero tras batir por goleada (3x0) a su archirrival madrileño sobre el césped del Santiago Bernabéu. Estas son a mi juicio las claves del encuentro.

-Zidane equivocó la línea al renunciar a crear juego y peligro con Isco y, en su lugar, arreció el trabajo defensivo con la entrada de Kovacic, tratando de ahogar la salida de Busquets. El croata le pagó decentemente en la primera parte, pero luego se fue desvaneciendo hasta resultar decisivo en el gol de la ventaja visitante, pues se desentendió absurdamente de Rakitic en su loca persecución de Leo Messi.

-En la mitad inicial el Real Madrid tuvo al Barça pegado a las cuerdas, aturdido y con el sol en la cara, pero nunca atinó a dar el golpe fulminante. Cristiano Ronaldo, a quien nunca se le ha dado bien el Bernabéu en estos Clásicos, remató el despilfarro ofensivo con un swinazo de pie izquierdo ante la puerta. Víctima de la magia negra, Benzema volvió a mandar una pelota al poste.

-En el complementario, los locales cambiaron el libreto inesperadamente cuando aún no debían estar sintiendo los rigores del esfuerzo. El equipo bajó la intensidad e hizo exactamente lo que no se le puede permitir al Barcelona, que es tener la posesión. Más táctico y menos inspirado que la versión azulgrana de Guardiola, el plantel de Valverde empezó a manejar los tiempos del partido y al rato se encontró con la felicidad en una contra fabricada por Busquets-Rakitic-Sergi Roberto-Suárez.

-Desde el punto de vista individual, las palmas se las llevaron Ter Stegen, cada vez más cercano a la titularidad de la meta alemana en el Mundial; Gerard Piqué, con un concierto de anticipación y liderazgo; y Paulinho, el electrón libre del mediocampo, que no vio recompensada su jornada por dos paradones de Keylor y una mano flagrante de Dani Carvajal. Del otro bando, vale salvar la exquisitez de Modric y condenar el aciago desempeño de Marcelo y Casemiro, desorientado en el improvisado dibujo de su técnico.

-Pese a no conseguir la máxima calificación, el arbitraje de Sánchez Martínez cumplió con buena nota. Acertó en varias jugadas complicadas, y erró en alguna que otra sin peso decisivo en el resultado del encuentro. El colegiado invalidó correctamente el prematuro gol de Cristiano, no decretó penal en la leve falta de Carvajal sobre Piqué ni en las manos involuntarias de Sergi Roberto y Rakitic. Eso sí, le faltó mostrarle el cartón rojo a Sergio Ramos en la agresión a Suárez –un bofetón en toda regla-; y también debió anular el tercer gol del Barcelona, nacido de un balón que Messi recogió fuera de los límites del campo.