Vídeos relacionados:
El Ministerio de Salud Pública cubano y el Centro Oncológico de la Universidad de Illinois desarrollan un programa de cooperación para abordar el problema de las muertes infantiles en barrios pobres de Chicago, capital del estado norteño, y que ostenta una tasa de mortalidad de 14.5 por cada 1.000 bebés.
La cifra es muy superior a los 5.7 de los Estados Unidos, y mucho más alta que la de Cuba, que según datos de la Organización Mundial de la Salud ostenta una tasa de 4.3 por cada 1.000 nacidos vivos.
Lo más leído hoy:
Según relata el sitio web PRI, médicos cubanos y una enfermera están en la llamada “ciudad de los vientos” desde agosto y hasta este mes, para enseñar y acompañar a sus homólogos estadounidenses cómo abordar un asunto tan grave cuando no se tienen demasiados recursos.
De conjunto visitan las casas de 50 mujeres en edad reproductiva en Englewood, una de las 77 divisiones de Chicago, a las que les interrogan sobre aspectos que aparentemente no están relacionados con la maternidad, como la presencia de insectos o roedores en casa, si hay moho en las paredes, o cuándo han visto por última vez a un dentista.
Temas que probablemente no surgen en una consulta de un hospital ginecológico, pero que se han relacionado –como las enfermedades de las encías, por ejemplo– con los nacimientos prematuros.
Son preguntas que toman prestadas los profesionales estadounidenses de sus homólogos cubanos, quienes habitualmente se apoyan en visitas domiciliarias y encuestas de salud más baratas para detectar problemas temprano.
“Cuba no es un país rico”, explicó José Armando Villamarín, uno de los profesionales de la Isla. “Tenemos que desarrollar los recursos humanos en el nivel de atención primaria de salud”.
A cambio de un estipendio de 50 dólares, las mujeres responden docenas de preguntas sobre cuestiones que incluyen desde el estado de su casa hasta su bienestar emocional. El proyecto está financiado por una subvención de un millón de dólares de la Fundación Kellogg, que también ha pagado a trabajadores de la salud estadounidenses para que visiten Cuba.
“En Chicago, los investigadores planean usar los datos que reúnen para clasificar a las mujeres en cuatro grupos de riesgo. Aquellos considerados de alto riesgo serán recomendados para visitas domiciliarias adicionales. La idea es abordar los problemas médicos de estas mujeres en una etapa temprana y en su hogar lo más posible, para evitar las costosas facturas del hospital”, dijo la epidemióloga Kathy Tossas-Milligan.
“Lo que esperamos descubrir son problemas en Englewood que realmente tienen un impacto en la salud, que no se están recolectando, que los médicos no pueden ver cuando vienen a ver a una mujer y le recetan su única píldora”, añadió.
Según, a los trabajadores de la salud de Estados Unidos les gustaría ampliar este sistema para abordar otros problemas de salud en zonas subatendidas de la ciudad. Ellos alaban el sistema de Cuba, pero implantarlo requeriría mucho más que visitas domiciliarias y encuestas.
“Así que es agradable decir que sí, que podríamos hacerlo si estuviéramos dispuestos a gastar esos recursos, pero no estoy convencida de que lo hagamos”, dijo Mary Anne Mercer de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Washington.
Archivado en: