Las medidas de Trump y el huracán Irma marcaron el 2017 en Cuba

Los cubanos despiden un año marcado por las insuficiencia de las reformas económicas para actualizar el modelo socialista.

Calles de La Habana tras el paso del huracán Irma © CiberCuba
Calles de La Habana tras el paso del huracán Irma Foto © CiberCuba

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Este artículo es de hace 7 años

La Habana, 27 dic (EFE).- El 2017 agota sus días dejando en el recuerdo de Cuba un año abrupto marcado por las medidas de Trump y los destrozos causados por el huracán Irma.

El frenazo al deshielo en las relaciones con Estados Unidos se produjo a raíz de la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, en un escenario político marcado por el relevo en la presidencia.


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En este sentido el Parlamento cubano aprobó extender hasta el 19 de abril del 2018 la actual legislatura, que debía concluir el próximo 24 de febrero, tras la celebración de unas elecciones generales en las que se espera que el presidente Raúl Castro sea relevado en el cargo.

El mecanismo arrancó en noviembre con los comicios municipales, a las que concurrió por primera vez una plataforma ciudadana que bajo el nombre de #Otro18 quiso postular candidatos independientes, aunque no lo logró y acusó al oficialismo de hostigar a quienes se sumaron al proyecto.

La década en el poder de Raúl Castro ha estado marcada por las reformas económicas para actualizar el modelo socialista, pero sus logros se han visto ensombrecidos en el último año por los sucesivos reveses que hacen prever el cierre de 2017 en números rojos, como ocurrió el año pasado, con la primera recesión en 23 años.

La crisis en Venezuela, principal aliado de Cuba, se agravó provocando la reducción a la mitad de los envíos de petróleo subsidiado de ese país a la isla.

Las medidas de Trump

Con la llegada de Trump a la Presidencia de Estados Unidos, la ya lastrada economía cubana sufrió un inesperado revés tras dos años del restablecimiento de relaciones iniciado a finales de 2014 durante el mandato de Barack Obama.

Trump, contrario a ese proceso, dio carpetazo en junio al acercamiento, en un giro político escenificado con un acto en el corazón del exilio anticastrista en Miami en el que pronunció un duro discurso contra el régimen de La Habana y anunció un endurecimiento del embargo financiero.

El pasado noviembre, Washington materializó el asunto prohibiendo a los estadounidenses hacer negocios con empresas vinculadas al estamento militar cubano e imponiendo nuevas restricciones a los viajes a Cuba.

Más de medio millón de estadounidenses habían viajado a la isla en lo que va de año, por lo que esas nuevas limitaciones repercuten en el sector turístico y en los muchos negocios particulares que surgieron para ofrecer servicios a este mercado.

La relación se enfrió aún más cuando Estados Unidos denunció que más de una veintena de sus diplomáticos en Cuba sufrieron unos supuestos ataques acústicos -de origen aún no aclarado- que afectaron a su salud, algo de lo que el Gobierno cubano negó ser responsable.

Aunque Estados Unidos no acusa directamente a Cuba, sí responsabiliza a sus autoridades de no haber protegido adecuadamente a los diplomáticos, por lo que evacuó a más de la mitad del personal de su embajada, suspendió la entrega de visados y obligó al país caribeño a reducir sus funcionarios en Washington.

El golpe del huracán Irma

El golpe de gracia a la economía llegó en septiembre: el poderoso huracán Irma barrió durante dos días el litoral norte de Cuba dejando diez muertos.

Recientemente el gobierno cubano cifró en 13.185 millones de dólares los daños causados por el fenómeno meteorológico.

El ciclón se cebó con buena parte de las infraestructuras turísticas de la isla a pocos meses del comienzo de la temporada alta, por lo que los esfuerzos se centraron en recuperar hoteles y vías de comunicación, ya que el turismo es la segunda fuente de ingresos.

A pesar de esta situación, Cuba mantiene el tirón turístico de los últimos dos años, ha superado ya el récord de visitantes del año pasado y espera cerrar 2017 con más de 4,7 millones de viajeros.

Esta "delicada coyuntura" -como la define el Gobierno de Cuba- se ha traducido en impagos a proveedores, lo que ha provocado problemas de desabastecimiento de productos vitales como los medicamentos y el petróleo.

Paralización de las licencias a cuentapropistas

Otro varapalo a la economía fue la paralización en agosto de algunas de las licencias más demandadas para ejercer trabajos por cuenta propia, como las de restaurantes privados, alquiler de habitaciones o profesores particulares.

El incipiente "cuentapropismo", que ya roza los 580.000 trabajadores, se había convertido en un esperanzador motor económico, pero el Gobierno decidió frenarlo temporalmente para "perfeccionar" el sistema ante el surgimiento de ilegalidades.

En materia de Exteriores, se redujo el goteo de mandatarios de los dos años anteriores, aunque la isla mantuvo sus alianzas con China y Vietnam, e intensificó relaciones políticas pero sobretodo económicas con Rusia, su vieja aliada.

La Habana celebró la entrada en vigor de su primer acuerdo de diálogo político con la Unión Europea, que abre un nuevo marco de relaciones con el bloque tras la polémica "posición común", y también pasó por Cuba el jefe de la diplomacia española, Alfonso Dastis, para concretar una visita "al máximo nivel", aún sin fecha.

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