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Nacida en Yaguajay, el 5 de enero de 1897, y fallecida en La Habana, el 8 de abril de 1968, Amelia Peláez estudió en la Escuela Nacional de San Alejandro, donde recibió influencias del maestro Leopoldo Romañach.
A continuación, diez razones para explicar el gusto de los cubanos por la obra de Amelia Peláez incluso en el año en que se conmemoran cincuenta años de su deceso.
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1. Luego de estudiar en París durante siete años, la artista cubana comenzó a experimentar con la pintura modernista, pero en lugar de mimetizar lo europeo, adaptó la tendencia a la corriente de afirmación de la idiosincrasia cubana.
2. Junto con Victor Manuel, Abela, Pogolotti y Carlos Enríquez, Amelia se atrevió a pintar a Cuba, y a los cubanos y cubanas, con un nuevo lenguaje artístico. Así se convirtió en una de las mujeres más destacadas del arte cubano de todos los tiempos.
3. Amelia trabajó, además del óleo, la cerámica y el vidrio, la cerámica, la ilustración y la técnica mural, de modo que le confirió a su trabajo un poder decorativo y útil difícil de encontrar en otros artistas.
4. La artista cubana devino la inspiradora de la cerámica cubana en el siglo XX. A su memoria se consagró una Galería, en el Parque Lenin, donde se recordaba su aporte a esta disciplina.
5. Los temas de sus obras suelen ser cotidianos, incluso domésticos, y muchas veces femeninos, en obras como La costurera (1931), Las dos hermanas (1943) y Las muchachas (1943).
6. Desde finales de los años treinta, Amelia incorporó elementos de la arquitectura tradicional cubana, tales como medio puntos, columnas y vitrales, en las naturalezas muertas.
7. Precisamente en las naturalezas muertas impuso su singular estilo de gruesas líneas negras que unen las figuras y a la vez delimitan zonas planas de color.
8. Su contemporáneo René Portocarrero, puso especial énfasis en la importancia y brillantez del color –azules, rojos y amarillos– al hablar de la obra de Amelia. Dijo que sus obras fueron las primeras en recoger nuestro color local y trasladarlo a cuadros de enorme belleza.
9. Aunque su estudio-taller estaba en La Víbora, Amelia es la autora de una de las obras más famosas y fotografiadas del Vedado: Frutas cubanas, el mural exterior del Hotel Habana Libre, en La Rampa.
10. Amelia Peláez provenía de una familia de ilustres intelectuales entre los que se encuentra el poeta Julián del Casal, su tío materno.
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