Washington, 9 ene (EFE).- El Departamento de Estado de los Estados Unidos admitió este martes por primera vez que no está totalmente seguro de que los ataques reportados por diplomáticos norteamericanos en Cuba fueran una agresión acústica.
"Yo no descarto nada. No estoy diciendo que sea un ataque acústico, pero sí sabemos que hay un elemento acústico asociado con ellos, que puede ser parte de otro estilo de ataque", afirmó hoy el director adjunto de seguridad diplomática del Departamento de Estado, Todd Brown, en una audiencia en el Senado sobre este tema.
Varios senadores le habían preguntado por un informe preliminar del FBI, filtrado recientemente a la prensa, en el que se indica que su investigación en La Habana no ha encontrado pruebas de que sean ondas sónicas las causantes de los daños de salud sufridos por ese grupo de personal diplomático y sus familiares.
El senador republicano Marco Rubio, que presidió la audiencia, también consideró que quizás los ataques no fueron acústicos pero insistió en que de lo que no hay duda es de que ocurrieron y de que el Gobierno cubano o los perpetró o tenía conocimiento al respecto.
"Bueno, posiblemente no son acústicos, posiblemente utilizaron microwave (microondas) u otra tecnología, pero es irrelevante, es importante saber cuál fue el método que fue utilizado pero es como decir que no sabemos si lo mataron con un cuchillo o con un arma de fuego, al final del día supimos que hubo un ataque", dijo el senador cubanoestadounidense a Efe tras la sesión.
En la audiencia, que lideró como presidente del subcomité de Asuntos Exteriores, Rubio obtuvo de los tres representantes del Departamento de Estado la confirmación de lo que hasta ahora Estados Unidos considera los hechos comprobados sobre este misterioso asunto.
"Nadie disputa que hubo 24 estadounidenses (personal de la embajada o familiares de ellos) que en su tiempo en La Habana tuvieron síntomas similares a los que se ven en las lesiones cerebrales leves y las contusiones cerebrales", sentenció.
La audiencia, que duró poco más de hora y media, transcurrió con más preguntas que respuestas y los representantes del Departamento de Estado tuvieron que reconocer que, más de un año después del primer ataque registrado, Estados Unidos no sabe ni quién está detrás de ellos ni está seguro de su naturaleza.
El secretario de Estado adjunto para Latinoamérica y el Caribe en funciones, Francisco Palmieri, sostuvo en varias ocasiones que EE.UU. no tiene pruebas de que agentes del Gobierno cubano perpetraran los ataques pero reiteró que La Habana, como mínimo, "falló" en su deber de proteger al personal estadounidense en la isla.
Estados Unidos continúa investigando este caso, del que las autoridades cubanas niegan tener culpabilidad o conocimiento, una crisis por la que el Gobierno Trump dejó bajo mínimos su embajada en la isla y expulsó a un total de 17 funcionarios cubanos.
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