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En un juicio que comenzó el pasado mes de noviembre, la magistrada del tribunal del Distrito de Columbia Gloria Navarro, desestimó hoy todos los cargos contra el granjero estadounidense Cliven Bundy, dos de sus hijos y " un simpatizante de causa", acusados de "un delito" sobre el que la propia magistrada dijo tener dudas.
Los hechos se remontan a abril del 2014, cuando agentes federales acudieron al rancho de Bundy para embargar sus reses, y este se atrincheró junto con su familia en una propiedad pública. Bundy, contó con el apoyo moral y físico de sus 14 hijos y 52 nietos.
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Su argumento, en un inicio, parecía un típico caso de desacato a una orden emitida por un agente federal, pero los recuerdos de Waco, Texas, aún están bien latentes en cada oficina federal de los EE.UU., y no había lugar a otro conflicto armado.
En el caso de Bundy, los oficiales de la ley argumentaban, además, que éste se había negado al pago de los derechos de pastoreo de sus reses en terrenos públicos. La factura millonaria, aparte de impagable, enfrentó el criterio inequícovo del ranchero: no había autoridad del gobierno sobre la hierba que consumían sus reses.
Su causa envalentonó a más de un simpatizante, ya que Bundy no era el único que se encontraba en igual situación. En total, días después del hecho, cerca de un millar de personas, algunos de ellos pertenecientes a armadas locales, expresaron su apoyo al granjero.
Durante el proceso judicial la fiscalía cometió errores que, al criterio de la jueza Navarro, desembocaron en su decisión. Según ella, la Fiscalía retuvo evidencias "que podían haber sustentado los argumentos" de la otra parte en conflicto.
Tras meses de conflicto, Bundy, y los demás se encuentran libres. El dictamen de la jueza Navarro especifica bien claro que ni él, ni ninguno de los otros tres acusados podrán volver a ser juzgados por el mismo "delito".
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