Caracas (Reuters) - Cuatro ciudadanos venezolanos murieron después de naufragar el bote con el que trataban de llegar a la isla de Curazao.
La trágica noticia fue confirmada este miércoles por las autoridades locales y los familiares de las víctimas.
El suceso se produce después de que el país latinoamericano adoptara una prohibición de viaje y comercio con el territorio vecino.
La semana pasada, el presidente Nicolás Maduro ordenó suspender el intercambio aéreo y marítimo con las islas de Curazao, Bonaire y Aruba, para evitar el contrabando de productos venezolanos por lo que llamó "mafias".
Algunos ciudadanos golpeados por la crisis que afecta a Venezuela viajan rutinariamente a la próspera Curazao en busca de trabajo o productos básicos que no están disponibles en medio de la recesión en el país.
Tenemos oficialmente dos damas y dos caballeros, en total son cuatro personas que encontramos en la mañana por la playa", dijo a la prensa local Reginald Huggins, de la policía de Curazao.
"No fue un crimen, en el sentido que no fueron asesinados, eso está excluido de la investigación", agregó.
El bote se partió antes de llegar a Curazao
El bote zarpó de la costa occidental de Venezuela pero se partió varios kilómetros antes de llegar a Curazao, dijo un familiar de uno de los pasajeros a bordo, que sobrevivió al accidente.
"Les llegó una ola inmensa y partió la lancha en dos. De paso que tenía exceso de pasajeros", dijo el familiar, que pidió no ser identificado.
El gobierno de Curazao criticó la prohibición de viajar y dijo que el "cierre unilateral de la frontera entra en conflicto con la búsqueda de unas relaciones de buena vecindad".
Fuertes subsidios de Venezuela a bienes como el combustible, han alimentado durante años el contrabando hacia las naciones vecinas. Maduro dice que esa acción está provocando escasez crónica de productos, mientras que sus críticos insisten en que el culpable es el modelo socialista implantado en el país.
(Reporte de Umpi Welvaart en Willemstad, Mircely Guanipa en Punto Fijo y Sailu Urribarri en Jacksonville. Editado por Carlos Aliaga)
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