El zurdo de Santiago de Cuba, Luis Enrique González tiene esperanzas de firmar un contrato profesional. Se levanta a las 6 de la mañana para comenzar a entrenar y trabaja constantemente para lograr lo mismo que muchos beisbolistas antillanos buscan en tierras dominicanas.
“Corro al menos 20 minutos luego tomó un descanso, entreno a las 9 y termino a eso de las 12. A las 5 de la tarde trabajo lo que es el físico”, dice el joven sobre su rutina desde que emigró de Cuba.
González salió en Cuba en 2016 sin siquiera cumplir su etapa juvenil en busca de una mejor suerte. Tira cuatro pitcheos entre ellos la recta, curva, slider y el cambio. La recta le ha caminado hasta las 92 millas con sólo 18 años y maneja sus envíos secundarios con destreza, intentando mejorar cada día la trascendental localización.
González ya es agente libre. Su juventud es una ventaja cierta, vista la nueva política de firmas internacionales de las franquicias. La esperanza de González no se agota, incluso ha sido observado por varios scouts de Grandes Ligas y un trato podría estar a la vuelta de la esquina.
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