Hay personajes que marcan la trayectoria de algunos actores y determinan su acogida de público; algo que sabe perfectamente Luisa María Jiménez, para muchos cubanos, La Tojosa de Sol de Batey, la Mariela de El Naranjo del patio o la niña Lala de Tierra Brava.
Nacida en Trinidad, Jiménez tuvo claro desde la temprana edad de ocho años que quería dedicarse a la actuación.
Atrevida, provocadora y desinhibida en sus caracterizaciones, Jiménez se ha labrado a base de constancia, versatilidad y osadía una de las carreras más consolidadas dentro del panorama de la interpretación actoral en Cuba.
Graduada de la Escuela Nacional de Arte (ENA) y del Instituto Superior de Arte (ISA) en Artes Escénicas, se ha movido con soltura y comodidad por las tablas y las pantallas grande y chica. Se permuta, Barrio Cuba, Rosa la China, Santa Camila de la Habana Vieja, entre otros, son algunos de los títulos de las películas en las que ha participado.
Y si sus cualidades para la actuación no fueran motivos más que suficientes para justificar el merecido lugar que ocupa en la cultura cubana; su espectacular fisonomía y su singular belleza han contribuido también a convertirla en una de las preferidas del público cubano.
Algunas de sus más recientes fotos evidencian que las cualidades que la hicieron de siempre una mujer íntegra, excepcional y una actriz especial continúan intactas
Recientemente María Luisa celebró junto a su hermano, el también actor Néstor Jimenez, los 40 años de vida artística.
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