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La edición número doce de la sección paralela y no competitiva Culinary Cinema, dentro del gigantesco Festival de Berlín, se celebra bajo el lema “Life Is Delicate” entre el 18 y el 23 de febrero. Este año participan nueve documentales y un filme de ficción (Ramen Teh, de Eric Khoo) que recrean las relaciones entre comida, cultura y política. Después de las proyecciones, maestros de cocina de varios países servirán menús inspirados en los filmes en el restaurant Gropius Mirror. Sonja Frühsammer (con una estrella Michelín) rendirá homenaje a la comida cubana.
Dentro de Culinary Cinema, junto con otros documentales como el norteamericano Chef Flynn, de Cameron Yate, o el francés La quête d’Alain Ducasse, de Gilles de Maistre, se encuentra el cubano Cuban Food Stories, cuyo guionista y director, Asori Soto, un cineasta cubano radicado en Nueva York desde hace años, explora las honduras de la cocina cubana, o al menos una gran parte de sus platos tradicionales y recetas, esos que están a punto de desaparecer para siempre.
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Según el director, quien creció en los traumáticos años del Periodo Especial, “con el colapso de la Unión Soviética, se desmoronó la economía cubana, y algunos de los principales ingredientes comenzaron a desaparecer, de modo que los cubanos debieron cambiar sus hábitos alimentarios y se fueron olvidando las recetas tradicionales. Luego se limitó severamente la pesquería, y el arroz, los frijoles y la carne de cerdo se transformó en el único plato de lujo a que se podía aspirar”.
En el documental, desarrollado al modo de la road movie, Soto y su equipo penetran en la Cuba profunda para redescubrir tradiciones culinarias antiguas como la villa de Jagua, donde encontraron un físico nuclear convertido en pescador que prepara recetas de hace muchos años, o las riveras del Toa, cuyos campesinos preparan camarones de río con leche de coco, una receta ausente en los menús de la mayor parte de los restaurantes cubanos.
Y la exploración de los cineastas en la cocina cubana deriva en la penetración en la Cuba profunda y sus problemas actuales a partir de doce historias básicas que recorren, además de las localidades ya mencionadas, Gibara, la capital de la comida marinera cubana; celebraciones campesinas en Pinar del Río y la cambiante escena gastronómica habanera.
Rodado durante 45 días en Cuba, con una impresionante fotografía en 4K, y financiamiento levantado por una campaña en Kickstarter, Cuban Food Stories aspira a rescatar tradiciones culinarias y culturales en vías de desaparición, antes que el país acceda a las cadenas globalizadas de McDonald's, Starbucks o Walmart.
Asori Soto es productor y director realizó varios audiovisuales en Cuba y fue de los fundadores del cine independiente con la producción y dirección de varios filmes. Luego, se fue a vivir en Los Angeles donde realizó publicidad para Toyota VW, Coors, Verizon, Heinz o AT&T. Más tarde, se ha dedicado al documental. En Cuba, realizó el documental Muñequitos rusos, que puede verse en Youtube.
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