Carlos Martí: “El premio me ha llegado en el ocaso”

En la pelota he logrado lo que más me interesaba, que era ganar con Granma.

Entrevista CiberCuba a Carlos Martí © La Demajagua/ Rafael Martínez Arias
Entrevista CiberCuba a Carlos Martí Foto © La Demajagua/ Rafael Martínez Arias

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Este artículo es de hace 6 años

A mi entrevista con Carlos Martí le faltó la última pregunta. Había desembarcado en el Latinoamericano –donde el equipo Granma se alista de cara a la Serie del Caribe- con la idea de cerrar mi cuestionario pidiéndole un relato detallado de cómo celebró su segunda victoria consecutiva en el campeonato cubano de pelota. La idea era ambientar el texto. Quería saber con quiénes festejó, en qué lugar y hasta qué hora, si con ron o cerveza o screwdriver... Sin embargo, nunca le pude hacer esa pregunta.

Sucedió que solo habíamos hablado unos quince minutos cuando Yosvany Aragón, Director Nacional de Béisbol, llegó hasta donde estábamos.


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-Profesor, ¿usted está acreditado para hacer esa entrevista?, me inquirió.

-Supongo que para eso sea suficiente mi título de periodista, contesté.

-Es que tengo entendido que ya usted no trabaja en Cubadebate...

-Es verdad. Allí estuve seis años, pero hace unos meses empecé a escribir de deportes a tiempo completo en la llamada prensa alternativa.

-Me han dado orientaciones de pedirle que abandone el estadio, explicó finalmente el directivo.

El hombre, todo sea dicho, se expresaba con cuidadosa educación. No alzó la voz; no hizo ademanes bruscos. Solo dijo lo que tenía que decir. Sabedor de que él cumplía órdenes, me limité a una simple interrogante.

-¿Eso quiere decir que el estadio está cerrado para mí por escribir en la prensa alternativa?

-Es que no estamos en un juego de campeonato, argumentó Aragón.

A esta altura del diálogo, Carlos Martí había ido a darle algunas instrucciones a uno de sus ayudantes. Eran las 3 con 57 minutos en la tarde, y mientras el Comisionado Nacional se alejaba camino del dugout de tercera, yo pensaba en qué diablos habría de peligroso, ilícito o contrarrevolucionario en hacerle unas cuantas preguntas netamente deportivas al mentor de nuestro equipo a la Serie del Caribe.

“Del carajo que todavía pasen estas cosas”, pensé, y me juré que antes de reproducir mi entrevista inconclusa con el mánager granmense, dejaría bien claro que nunca -en 21 años de ejercicio de mi profesión- he escrito ¡ni escribiré! una sola palabra sobre esa cosa amarga, la política. No lo hice antes en Juventud Rebelde ni Cubadebate, y no voy a hacerlo ahora en CiberCuba.

Mi trabajo es hablarle sobre bolas y strikes a personas que aman los strikes y las bolas. Yo soy especialista en béisbol, y mi único interés en los estadios es el juego. Téngase presente.

*****

Repito: apenas tuve quince minutos con Carlos Martí. Siempre cordial, el mánager de 69 años le hizo swing a cada inquietud mía, y yo espero que a su regreso de la Serie del Caribe nos podamos volver a sentar -ojalá que en un clima de mayor distensión- para seguir hablando de pelota.

Martí, ¿a qué atribuye que Granma pasara tanto apremio para clasificarse a la segunda vuelta?

-Debido a contratos en el exterior, desde el principio me faltaron tres de mis mejores peloteros: el cuarto bate Alfredo Despaigne, el centerfield Roel Santos y el pitcher número uno de mi rotación, Lázaro Blanco. Esos hombres me representaban cinco o seis victorias que me habrían clasificado sin apuros. Sin embargo, tuvimos que ir a los play off de comodines.

¿Alguna vez le pasó por la cabeza que la semifinal contra Matanzas resultaría tan fácil?

-Nunca lo pensé. Para mí ese era el rival más difícil que me iba a encontrar en la postemporada. De todos modos, el hecho de ganarle 4-1 no me hizo sentir campeón de antemano. Lo que pasa es que en el deporte hay contrarios que te encajan mejor, y a Las Tunas por lo general nosotros le jugamos bien.

Hay quienes dicen que Granma subestimó a Las Tunas...

-No fue así. Ellos nos ganaron bien los primeros juegos. El objetivo de dividir en su terreno no se nos dio porque nos entraron por los ojos. Estamos hablando de un equipo tremendamente bateador.

¿Dudó de sus posibilidades de campeonato después de caer en el sexto partido?

-No, porque Alaín Sánchez me abriría el último partido y estaba muy bien. Andaba escaso de bullpen, pero el abridor me había asegurado que tiraría cinco o seis entradas. Para el tercio final yo tendría entonces a un pitcher por encima de la media en este país, Raidel Martínez, que ha aprendido a lanzar y domina tres lanzamientos con rectas a 93.

¿Qué sintió cuando sorprendieron a Yosvany Alarcón en el noveno?

-Cuando eso sucedió fue cuando supe que ya habíamos ganado el partido. Es verdad que ellos dieron dos hits más, pero ya era mucho pedir que les saliera también el tercero.

¿Estaban preparados para que él saliera al robo?

-Alarcón llegó a primera y mandó a buscar el masajista. Uno lleva demasiados años en esto, y pensamos que podía tener la intención de hacernos creer que tenía problemas físicos. Entonces le dijimos a Yulexis La Rosa y Raidel Martínez que estuvieran atentos. Y salió para segunda y lo cogimos.

¿Le pareció justo el reñidísimo score de ese encuentro?

-Ese juego debió llegar al final con el marcador abierto, pero dejamos a muchos corredores en bases y se dejaron de hacer carreras por deficiencias tácticas.

Pronto estará asistiendo a su segunda Serie del Caribe. ¿Qué recuerda mejor de la anterior?

-Lo que más profundo vi en los rivales fue el pitcheo, lleno de veteranos que tienen maestría y experiencia. Regalan muy poco, y saben poner la bola donde duele.

Hay varios jugadores granmenses (Raico Santos, Osvaldo Abreu, César García...) que no hicieron el equipo que irá a México. ¿Cómo se les explica eso a ellos?

-Siempre se ha sabido que no pueden ir todos, y que el campeón recibe unos cuantos refuerzos para estar más preparado para la competencia. Yo espero que algunos de los que ahora no hicieron el grado sean estimulados más adelante con su participación en otro torneo internacional.

Compáreme a este equipo con el que asistió a la Serie de 2017...

-Creo que es superior, porque el pitcheo luce más profundo.

¿Quiénes serán los abridores del equipo?

-Los primeros deben ser Lázaro Blanco y Yoanni Yera, después hay un día de descanso y al siguiente podría salir Vladimir Baños o Alaín Sánchez.

Llaman la atención las ausencias de hombres como José Ángel García y Danel Castro...

-Con José Ángel, consideramos que ya teníamos lanzadores capaces para el cierre en las figuras de Miguel Lahera y Raidel Martínez. El caso de Danel no se debatió.

En el dugout, usted aparenta no perder nunca la calma. ¿Cómo lo consigue?

-Eso es por fuera. Uno sufre mucho, lo que la procesión va por dentro. La verdad, se pasa mal.

¿Cuál de las dos victorias granmenses ha disfrutado más?

-La primera fue increíble. Pero esta de ahora tuvo algo que nunca había visto en mi provincia, y fue tanto movimiento vinculado con la pelota, tanto pueblo conectado al campeonato... Eran miles y miles de personas apoyándonos, y cuando veníamos en la guagua luego de ganar el séptimo partido, había un verdadero mar de pueblo en las calles.

¿Qué sueño le falta por cumplir como manager a Carlos Martí?

-En la pelota he logrado lo que más me interesaba, que era ganar con Granma. Antes había ganado en Selectivas y en un Mundial Juvenil... Pero te digo honestamente: yo no sueño con ser director. Cuando he tenido que alejarme, lo he hecho. Y si mañana se quiere nombrar a otro compañero, pues adelante.

Después de 46 años en el béisbol y alrededor de 40 Series Nacionales a cuestas, ¿recompensan estos dos campeonatos en fila el esfuerzo de tantas temporadas?

-Compadre, lo más rico que hay en el mundo es ganar. Es como viajar por el cosmos, qué sé yo. En el ocaso de mi carrera me ha llegado este premio a la vejez.

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Michel Contreras

Periodista de CiberCuba especializado en béisbol, fútbol y ajedrez.


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