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El suicidio de Fidel Castro-Díaz Balart, hijo mayor del ex gobernante Fidel Castro, no es una novedad en la historia de la "Revolución" cubana ni para la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba (ONEI). En 2016 (últimos datos disponibles), Cuba registró una tasa de suicidios de 12,7 por cada 100.000 habitantes, muy por encima de la de países como España o Puerto Rico.
Haydeé Santamaría, Osvaldo Dorticós, Nilsa Espín (hermana de Vilma Espín) y su esposo Rafael Rivero, el ex ministro de Comercio Exterior Alberto Mora o el ex asesor económico de Fidel Castro cuando la zafra de los 10 millones, Javier de Varona son algunos de los nombres que ilustran la salud mental del régimen. Son, junto a Fidelito, 7 de los suicidas de la Revolución.
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En 1965, la cuñada de Raúl Castro, Nilsa Espín, pactó su suicidio con su esposo Rafael Rivero. Ella se quitó la vida en el despacho de Raúl y él en un campamento militar de Pinar del Río. Ambos eran trotkistas y antes de que Fidel Castro asaltara el cuartel Moncada, ya habían tomado pequeños cuartelitos militares en Santiago de Cuba, según confirmó la propia Vilma Espín en una entrevista con Carlos Franqui, de la que se hizo eco Cubanet. Pese a haber sido destacados combatientes del Movimiento 26 de Julio ninguno de los dos aparece en Ecured, la enciclopedia oficialista.
Haydeé Santamaría se suicidó en 1980 siendo miembro del Comité Central y directora de la Casa de las Américas; Dorticós, que fue presidente de Cuba desde 1959 y hasta 1975, se quitó la vida en 1983 siendo ministro de Justicia y tras una fuerte discusión con Ramiro Valdés. De él también se dijo que sufría una depresión profunda. Alberto Mora, según el escritor Guillermo Cabrera Infante, se suicidó después de que lo mandaran a una granja de trabajo por refutar al Che y apoyar al también escritor Heberto Padilla. De Varona se pegó un tiro tras el fracaso de la zafra de los 10 millones.
La depresión de fondo
La psicóloga española Marina Fernández, miembro del Grupo de Intervención Psicológica en Catástrofes y Emergencias del Colegio de Psicólogos de Melilla, explica a CiberCuba que la depresión es un factor de riesgo, "un potenciador muy grande" del suicidio. Analizando el caso de Fidel Castro Díaz-Balart aclara que el hecho de ser hombre, mayor de 40-45 años, es otro factor de riesgo ya que las estadísticas indican que las mujeres suelen suicidarse antes de los 30.
Consultada por el perfil psicológico de un hombre que llamaba a su padre "líder histórico de la Revolución", Marina Fernández afirma que eso retrata a una persona que no ha tenido roles familiares idóneos. Se refiere a las declaraciones que el hijo mayor de Fidel hizo en 2013 a RT: "Es difícil encontrar a alguien que diga que ser hijos de sus padres no lo condicionan".
A la psicóloga le llama la atención que Fidelito no hable de su familia sino de la "familia Castro". "No hace referencia a su padre como papá. Puede que de ahí puedan venir muchos trastornos, incluido el de la depresión".
"Fidelito tiene el perfil de un suicida"
Aunque no está confirmado que Fidelito se tiró de un piso alto de la Clínica de Seguridad Personal del reparto Kohly, como asegura Martí Noticias, la psicóloga española asegura que esta forma de muerte violenta encaja perfectamente en la manera de actuar de los hombres suicidas. "Es uno de los métodos más utilizados entre hombres de su perfil. Los hombres suelen usar métodos seguros y altamente letales, relativamente privados y que produzcan una muerte rápida". Las mujeres, en cambio, acuden a medicamentos o a cortarse las venas. En ambos casos, el consumo de alcohol o drogas es un factor de riesgo que potencia las intenciones suicidas.
"Fidel Castro Díaz-Balart tiene el perfil de un suicida. Cumple con las características de los hombres que se suicidan, debido a la acumulación de factores de riesgo, pero eso no quiere decir que todas las personas con esos patrones se suicidan. Es evidente que tenía problemas afectivos en relación a su entorno familiar, a su crianza, un adolescente que estudia en Rusia con un nombre falso... La historia ya te dice mucho de cómo esa persona ha podido desarrollar y crear su sistema afectivo y social. Es una persona que llama a su padre "el líder histórico de la Revolución", que es incapaz de decir papá, te da a entender que esa familia no ha tenido una estructura saludable", dice.
Mucha gente dice que el suicidio es por impulso, pero no es así, aclara Marina Fernández. "Es una ambivalencia. La persona que intenta suicidarse o que lo consigue suele tener una situación en la que hoy piensa que su vida no vale para nada y mañana quizás cree que puede seguir. Tiene altibajos y no siempre tiene clara la opción del suicidio".
El hecho de que Fidel Castro-Díaz Balart ya haya intentado pegarse un tiro, dice la piscóloga, aumenta las probabilidades que tenía para llegar a consumar el suicidio. Además, insiste, cuando finalmente se consigue el suicidio, la familia, por el sentimiento de culpa, suele pensar que no estuvo pendiente o lo suficientemente pendiente de esta persona para detectar estos casos. Pasa en todas las familias: no me he dado cuenta, no se me pasó por la cabeza... "Ahora viene afrontar el tabú de la muerte en un caso tan mediático. Puede dañarse mucho la familia haciendo revictimizaciones. Es complicado para los que se quedan: la culpa, ¿por qué no lo he visto, por qué no me he dado cuenta, debí haber prestado más atención".
Respecto a los mitos de que el suicidio se hereda, Marina Fernández niega la mayor. "No hay factores heridatarios, pero se aprenden patrones de conducta y si mi padre se suicidó, se aprende ese patrón. Es lo que los psicólogos conocemos como aprendizaje vicario", apunta la experta, que aclara que no ha atendido a la familia ni ha evaluado el caso. "Afirmaciones tajantes no caben en estas valoraciones más allá de las posibilidades que ofrecen las características de tener un perfil de riesgo".
La desesperanza
La psicóloga forense española Magda Al Fawal, del Colegio de Psicólogos de Murcia, coincide con Fernández en que detrás del suicidio hay "una depresión de base". "La sensación de desesperanza y la visión catastrófica y negativa de la vida, de uno mismo y del futuro llevan al suicidio. Es posible que esta persona haya tenido algún tipo de depresión y una lucha interna muy fuerte que lo haya llevado a la desesperanza. El no ver un futuro ni cercano ni lejano de poder mejorar la situación personal, este tipo de personas la vida para no seguir sufriendo ni hacer sufrir a los demás".
Es evidente que dentro de su depresión tenía un riesgo potencial de suicidio alto y eso lo habrán valorado los médicos cubanos que lo atendieron. "Hay un detalle, cuando lo destituyen de un cargo su padre dice que es por incompetencia y eso debe haberle tocado la autoestima. Ser hijo de Fidel Castro es una carga que uno lleva encima", subraya.
Por su parte, el psicólogo cubano Fernando Bello prefiere no elucubrar porque asegura que no tiene ni idea de las causas de la depresión y el ostracismo en el que Fidel Castro-Díaz Balart estuvo. "Cuando estuvo al frente del Centro Nacional de la Energía Nuclear fue una persona importante. Después fue destituido y relegado al olvido. Ahora el padre ya no estaba. No sé si la falta de autoestima y de confianza en sí mismo lo llevaron al suicidio. La depresión es algo que lleva al suicidio porque la persona no se ve importante, no se siente necesaria, porque se siente subvalorada y más estando bien preparado como él. Las personas que son muy inteligentes ante un fracaso llegan rápidamente a la depresión y cuando ésta se agudiza vienen los intentos suicidas".
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