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Michelle Carr, una enfermera de Kittery, Maine, compró una bolsa de lechuga en el supermercado y, al prepararla para comer, después de varios mordiscos, descubrió que su tenedor estaba atascado en una lagartija de 3 pulgadas.
Luego de vomitar y pasar el shock, Michelle dijo que temía haber ingerido bacterias dañinas, pues una amiga bióloga cree que se trataba de una lagartija de vientre azul de California.
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Una portavoz del supermercado explicó que tras la denuncia de Michelle, se notificó al proveedor; y el Departamento de Salud del estado dijo que, debido a que la lechuga se empacó y se envió desde otro estado, la Administración de Alimentos y Medicamentos realizará una investigación.
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