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Hace poco reseñé aquí la proeza de Nig Clarke, el hombre que en junio de 1902 conectó ocho jonrones en un juego de la Liga de Texas con el uniforme de los Corsicana Oil Citys. Pues bien, hoy voy a hablarle de una hazaña todavía más inverosímil, pero igualmente cierta en todos sus detalles.
Su protagonista fue otro zurdo de poca estatura, también firmó la gesta en Texas y, para más coincidencia, tuvo un paso por las Ligas Mayores tan patético como el de Clarke. Se llamó Eugene (Gene) Rudolph Rye, y en la tarde del seis de agosto de 1930 despachó tres bambinazos ¡en una misma entrada!
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De cinco pies seis pulgadas de estatura y 165 libras de peso, Rye consiguió en esa velada el inning más arrollador que jamás tuvo un slugger en la pelota organizada. Entonces vestía el uniforme de los Waco Cubs de Clase A, y en el octavo inning del partido jugado en Katy Park contra Beaumont Exporters, encabezó un motín de dieciocho anotaciones y estableció los récords todavía vigentes para cuadrangulares (3), total de bases (12) y remolques en un inning (8).1
Fue así. El partido llegó a la parte baja del capítulo de marras con score desfavorable a Waco (6x2) cuando Rye vino a consumir su turno frente a Jerry Mallett. El anuncio de lo que se avecinaba llegó de inmediato con un gran batacazo de foul por el jardín derecho. Entonces -bang!- llegó a seguidas su primer jonrón con un disparo que superó las cercas del left field.
Al poco rato, Rye volvería al home plate con dos hombres en las almohadas y Walter Newman en el montículo rival. Segundo bambinazo, esta vez halando para su mano. Como colofón, el propio Newman pagaría los platos rotos del tercer vuelacerca, un Grand Slam por el derecho que, según fuentes confiables, está considerado como la conexión más larga de todas las épocas en el béisbol de ligas menores.
De manera que el hombre acababa de hacer lo nunca visto, ni antes ni después, quedándose a un paso de lograr el increíble Ciclo de Jonrones (bases limpias, con uno, con dos y con tres compañeros en bases) EN UNA SOLA ENTRADA.2
Asombroso. Especialmente viniendo de alguien que un año antes había sido catalogado por el Dallas Morning News con el epíteto de “outfielder regordete”, aunque después el propio rotativo ya lo había definido como “un jardinero frío, dueño de un brazo poderoso y fuerza al bate”.
Nacido el 15 de noviembre de 1906, Rye ganó tanto prestigio con su inolvidable jornada contra Beaumont Exporters que en 1931 llegaría a las Grandes Ligas contratado por Boston Red Sox. Sin embargo, una fractura de muñeca en la pretemporada le imposibilitó copar las expectativas: su participación se limitó a 17 partidos en los cuales bateó .179 (de 39-7) con tres anotadas y una impulsada solitaria sin ningún extrabase. Ese sería su único año en el Big Show.
Pero su nombre ya no saldría más de los anales beisboleros. Ni siquiera la muerte –que le sobrevino en Illinois el 21 de enero de 1980- le pudo quitar el privilegio de haber sido, en un inning, el bateador más grande de este mundo.
Notas
1 De las marcas que estableció ese día, solo la de impulsadas ha podido ser igualada por los siguientes jugadores: Ken Myers, Clase C (Sunset League) con Las Vegas Wranglers el dos de mayo de 1947; Armando Flores, Clase B (Gulf Coast League) con los Laredo Apaches el 25 de junio de 1953; Lance Junker, Clase A (California League) con los Redwood Pioneers el 30 de junio de 1983; y, en las Ligas Mayores, Fernando Tatis con los St. Louis Cardinals el 23 de abril de 1999. Cada uno de estos cuatro jugadores conectó dos Grand Slams en una entrada.
2 La proeza del Ciclo de Jonrones solo la ha conseguido un jugador en la historia. Su nombre es Tyrone Horne y de eso hablaremos en un próximo trabajo.
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