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Luego de que se contaran por miles - las cifras lo sitúan en 1500 - los cubanos que se quedaran "varados" en la localidad de Nuevo Laredo a principios del año pasado, el alcalde de esa región, Enrique Rivas, ha dicho que tan solo quedan allí unos 20 o 30 cubanos, y que muchos se han relocalizado dentro de México, y otros han ingresado a los Estados Unidos.
La totalidad de los cubanos que en enero de 2017 se agolparan en Nuevo Laredo, colapsando las ayudas religiosas y los edificios previstos para ayudas a inmigrantes, e iglesias católicas, tenían la intención de ingresar a los Estados Unidos, pero una jugada maestra del entonces presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, los dejó literalmente "colgados de la brocha".
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Obama, sin previo aviso, derogó la llamada política de "Pies Secos, Pies Mojados", poniendo a las instituciones mexicanas - no solo las de Nuevo Laredo - en un aprieto.
Rivas dijo que "más del 98 por ciento de los cubanos que arribaron a Nuevo Laredo ya no se encuentran en dicho municipio". De acuerdo con su testimonio los cubanos apenas estuvieron en la localidad el tiempo necesario para regularizar su situación.
A muchos - dijo Rivas - se les vio "apostados en las cercanías de los cruces fronterizos en espera de ser atendidos por autoridades migratorias".
Asimismo agradeció a las organizaciones civiles y religiosas por la ayuda brindada, a través de las cuales pudo suministrársele a los migrantes cubanos la ayuda necesaria.
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