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Serbia se ha convertido en el espacio donde los migrantes cubanos albergan la esperanza de alcanzar una vida mejor, en muchos casos con el propósito de llegar a España como destino final.
Este es el caso de la familia de Michael Amor, que llegó al territorio balcánico tras volar a Rusia y llegar vía Montenegro, país donde los ciudadanos de la Isla pueden conseguir visa de turista en los aeropuertos.
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Según la información de la agencia 'AP', recogida por 'Martí Noticias', más de 170 cubanos se registraron en este país en el pasado año. Esta cifra pudiera en realidad ser mayor pues muchos migrantes huyen de los registros oficiales para evitar ser deportados.
El arribo a Serbia se inició en 2015 antes de que los países vecinos de la Unión Europea decidieran cerrar sus fronteras, dejando en un delicada situación a los refugiados procedentes de zonas bélicas.
"El viaje hacia aquí no se lo desearía a nadie. La vida es muy difícil. Lo que quiero es tener una vida un poco mejor para mi hija", aseguró Amor al citado medio.
Acompañado de su esposa Ingrid y su hija Samira, de 13 años, reside en el centro de refugiados de Sot a escasos metros del paso fronterizo con Croacia.
El calvario de esta familia deja un testimonio que ayuda a entender los esfuerzos que hace esta familia cubana. "Prefiero estar aquí en un campamento con mi hija que en una prisión en Cuba", afirmó Amor.
En la mayor de las Antillas se dedicaba a la construcción y sus escasos ingresos le llevaron a dar un giro radical a su vida. Para ello vendieron su domicilio y pertenencias para iniciar un duro viaje hace 18 meses.
Para ellos regresar a territorio cubano simplemente no es una opción y por eso deja un mensaje claro. "Si tuviéramos que hacer el viaje de nuevo, lo haría. Pero no sé cuál va a ser el final de esto, no sé si llegaré a España y podré reunirme con mi familia".
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