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La diversidad de géneros y estilos como un propósito que ha signado su carrera, también destacará como sello en este próximo concierto donde el popular cantante interpretará algunos de sus mayores éxitos en diversas etapas, incluidos boleros muy hermosos como Sé feliz y 360 grados, junto con temas más bailables, pero delicados como Bailando y Súbeme la radio. Hablo de delicadeza en comparación con ciertas groserías impuestas en otras áreas de la música urbana, procacidades que todos conocemos y que no es necesario mencionar ahora.
En el concierto, el conocido músico, uno de los compositores más famosos e importantes con que cuenta el panorama musical cubano, es decir, profeta en su tierra y fuera de ella, se hará acompañar por Eliades Ochoa, el dúo Buena Fe, Carlos Varela, Leoni Torres, el colombiano Jorge Villamízar y las españolas Tamara y La Dama, entre otros.
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Y si se anuncia la presencia de Eliades Ochoa, se infiere que entre las momentos más románticos del concierto próximo debe estar el dúo de Descemer y el fundador del Buena Vista Social Club en Preciosa, un bolero son cuyo video musical acaparó la atención de los cibernautas en el mundo entero, mientras en Cuba escaló hasta la cima de las listas de éxito.
El dúo Buena Fe se unió a Descemer en la exitosa Ser de sol, mientras que Carlos Varela lo acompaña en el tema Cero a cero, que sirve de cierre al nuevo disco Alma, que presenta también una serie de duetos memorables. Amor bonito es el superhit junto a Leoni Torres, en tanto Villamízar acompaña al cubano en Todo lo que quieres es bailar, y las españolas Tamara y La Dama hacen lo propio en Te echo de menos y La moto, respectivamente. De modo que es probable el concierto esté integrado por todos o algunos de estos temas, sin descontar alguna sorpresa muy posible.
Descemer y su representante respondieron, recientemente, a varias acusaciones de la prensa cubana respecto al abandono de los textos inteligentes en pro de la música comercial. El cantautor aseguró que ha diversificado su obra para alcanzar el objetivo de llevar la música cubana a todas partes del mundo, y además ha tratado de cambiar constantemente para no quedarse congelado en el tiempo.
Pero lo llamativo en la polémica es la imposibilidad de comprender el doble rasero de los periodistas y críticos cuando abordan, desde las loas y el entusiasmo nacionalista, el éxito internacional de algunos artistas cubanos, mientras que se pretende condenar el triunfo de otros y se les tilda de comerciales y concesivos por el solo hecho de haber alcanzado un éxito mundial. Como si el mercado fuera un monstruo que solo genera banalidades. Como si el arte fuera un tejido blanquísimo y finísimo que solo se contamina cuando se convierte en industria.
El concierto de Descemer, como buena parte de sus discos y canciones, volverá a demostrar la versatilidad y el talento de un músico cubanísimo y capacitado para seducir a millones de aficionados en el mundo entero. Y tal internacionalización no tiene que ser un proceso negativo y criticable, mucho menos cuando se trata de un artistas indiscutiblemente talentoso, sensible, capaz de componer y cantar canciones hermosísimas.
Qué más da si de vez en cuando entrega algún estribillo dispuesto para "simplemente" hacer bailar. Esa es también una función sagrada en el complejo sonoro de la música popular cubana cuyos clásicos no son, en exclusiva, las canciones poética o de textos complejos.
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