Para nadie es noticia que en el mes de diciembre del 2015, el profesor Ronaldo Veitía se “despidió” oficialmente del deporte activo como jefe de entrenadores del seleccionado femenino de judo.
Sin embargo, resulta extraño vincular al Buda cubano con las palabras “jubilación, retiro, descanso”.
Todo lo contrario, el General de sus Guerreras, hablando en cubano, no para la pata; no descansa. Lo último es la publicación de sus libros en la Feria Internacional del Libro de La Habana. Estela Rodríguez: el ébano cubano del judo (f) y Ronaldo Veitía Valdivié: ippon de historia, cuyas ediciones ya se agotaron.
“Efectivamente, tras jubilarme, he multiplicado mi actividad. ¿Sabes que estoy enfrascado en un trabajo comunitario, el proyecto Primavera que desarrollo junto a mi hijo René, en una comunidad de paso (albergados) que radica en Santa María del Rosario, mi cuna?
“Allí tengo una matrícula de 86 niños y adultos, por supuesto hembras y varones. Estamos ampliando el área y hemos recibido el apoyo popular, del gobierno en el territorio y de la Federación Internacional de Judo. Está de más decirte lo feliz que estoy. El alto rendimiento tiene que estar sustentado en una sólida base. Éste es mi objetivo actual, al menos en mi barrio”.
Me imagino que has revolucionado todo el territorio y que ahorita está el Cotorro completo practicando judo. ¿no?
“Se hace lo que se puede. De hecho te estoy invitando a que nos visites. Mira, ya han estado por aquí las campeonísimas Estela Rodríguez, Idalys Ortiz, la gran Lupe de Moa (Yurisleydis Lupetei) y el cantante Waldo Mendoza, entre otros.”
El profe Veitía ha ido volcando su sabiduría y experiencia en sus libros que ya ascienden a 6. Los primeros fueron: El judo femenino cubano: mejor equipo del mundo, en el 2004. Driulis González, la leyenda del judo, un año después; Resultados de las estrellas cubanas, 2010; y La Escuela Cubana de Judo, 2016.
En producción, el incansable sensei escribe otros 3: La única Lupe del tatami dedicado a Yurisleydis Lupetei, titular del mundo de Münich 2001; La diosa del Olimpo sobre la vida de la estelarísima Idalys Ortiz, campeona olímpica de Londres; y Reflexiones más allá del deporte.
El profesor Ronaldo Veitía, paralelamente a esto, no ha cesado de recibir agasajos, tanto nacional como internacionalmente.
“Todos me emocionan, no hay homenajes humildes ni grandiosos. Me tocan el corazón, todos. Desde el recibido en la Isla de la Juventud y Puerto Padre hasta el de Manzanillo. Los que me dieron en Bélgica (potencia del judo universal), Francia, España, Japón.”
Así es, pudiera ser nuestro Buda el entrenador cubano que más reconocimientos ha recibido en su carrera: la medalla del Concilio de Entrenadores de artes marciales de Valdemoro y el trofeo de entrenador destacado en Hondarivia, País Vasco; ambos de España; la llave de la Ciudad de Rennes en Francia; entre otros muchos que harían muy larga la lista.
Sin embargo, hay uno que lo marcará para toda la vida y fue su retiro oficial internacionalmente en Tokío, Japón, la cuna de este deporte arte marcial, el judo.
“He sido el único técnico extranjero en recibir este honor. Me dieron una placa por la contribución hecha al judo mundial. Marius Vicert presidente de la FIJ (Federación Internacional de Judo), me la entregó y dijo palabras muy hermosas, que me conmovieron.”
“Y otra que tengo muy presente es ser HIJO ILUSTRE de La Habana. Cuando recibí la Giraldilla fui un hombre feliz. Porque uno se siente satisfecho cuando los dirigentes y técnicos de otras naciones te distinguen, pero aprecio muchísimo los homenajes de mis compatriotas.”
Y ahí dejamos a nuestro Buda, feliz con su sexto nieto, una bella bebé de 11 meses, Briana Lázara, otra más para quitarle el Noticiero de su televisor en la sala para poner los Muñes. A sus 70 años sigue siendo Robaldo Veitía un ejemplo a seguir.
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