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Un supuesto robo con fuerza sería la causa de la desaparición de dos bultos postales que contenían televisores de 50 pulgadas enviados por el doctor Jorge Enrique Castillo desde Angola, país donde prestó colaboración médica y del cual regresó en mayo del 2017.
Los dos bultos postales se encontraban en la terminal de Aerovaradero, a la cual arribaron semanas antes de la llegada del galeno a la Isla.
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Una vez que Castillo llegó a territorio nacional acudió al mencionado almacén a retirar estos dos bultos, y otros 15 que había enviado pagando un precio elevado. Sin embargo, los dos bultos que contenían los televisores, estaban desaparecidos.
Castillo comenzó un largo proceso de reclamación y finalmente acudió al diario Juventud Rebelde a exponer su queja, la cual fue publicada el 31 de diciembre de 2017.
Dos meses y quince días después, respondió Eduardo Antonio Rivero Ojeda, director general adjunto de Aerovaradero, quien aseguró que "la causa del faltante estuvo motivada por el delito de robo con fuerza ocurrido el 4 de diciembre de 2017 - un día antes de la llegada de Castillo a Cuba - en el área del almacén, donde se encontraba ubicada parte de la carga de los colaboradores". El hecho, según él, se registró en la policía de Boyeros, se trataba de la denuncia 76197 de 2017.
No fueron estos dos bultos los únicos sustraídos. Otros 11 bultos, de otros seis consignatarios también desaparecieron.
El funcionario dijo además que "se tomaron medidas administrativas y organizativas, entre ellas la liberación de su cargo del director general de Aerovaradero, la sustitución del jefe de la Agencia de Seguridad y Protección, completamiento y capacitación de los encargados de almacenes, reforzamiento del sistema de seguridad, realización del inventario al ciento por ciento de la carga y cierre del almacén".
Sin embargo, hasta la fecha, no se ha recuperado ni un alfiler, ni se han determinado los autores del delito. El funcionario acota que "los trabajadores vinculados con esa área fueron cambiados de puesto y se encuentran en proceso de investigación", pero la peor de las respuestas es la que no vino en la carta, y la de "la indemnización": a Castillo le pagarán unos $20.00 CUC por cada libra perdida.
Aereovaradero ha recibido varias quejas en la misma sección del periódico oficialista. Luisa González también había denunciado que en los meses comprendidos entre octubre y enero no había podido localizar un bulto postal enviado desde Francia.
Una búsqueda sencilla en el portal de ventas cubano Revolico nos arroja cierta luz sobre la indemnización a la que será objeto el referido galeno.
Un televisor RCA Smart TV, de 50 pulgadas cuesta $1125 CUC. Un LG de 49 pulgadas nuevo, $1000 CUC y un Samsung de 50 pulgadas, pantalla plana, $1200.
Teniendo en cuenta de que un televisor moderno - los llamados pantalla plana, del tipo LCD, LED, o los SMART TV - aproximadamente unas 40 libras, a Castillo entonces le pagarían unos $800 CUC, es decir: unos 300 o 400 CUC menos del valor "original" del artículo.
En esta historia, por supuesto, no faltará quien diga que el galeno compró esos televisores en Angola a un precio menor, y que con los $800 CUC que le den por cada uno "saldrá ganando". El problema es que probablemente quería esos televisores para su uso, de modo que volverlos a adquirir le costaría más de lo que le pagarían.
Además, ¿por qué tuvo que esperar tanto tiempo por una respuesta, si ya desde el día previo a su llegada se había cometido el hurto? Otra vez, la soga se rompe por el lugar más débil: el bolsillo del cubano.
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