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La tecnología wifi ha llegado a la Sierra Maestra y lo ha hecho, según el diario oficialista Cubadebate, "con una calidad envidiable".
En 2015 se instaló un cable de fibra óptica de 26 kilómetros entre las localidades granmenses de Bartolomé Masó y Santo Domingo, donde las autoridades se jactan de que los vecinos ya tienen tecnología 2G y aspiraciones de llegar a 3G este año. También a poder acceder al servicio Nauta Hogar. "Tecnología ultramoderna", asegura Rodolfo Olivera Moreno, directivo territorial de ETECSA.
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En Santo Domingo, un pequeño pueblo en la antesala del Parque Nacional Turquino, los vecinos están conectados a internet mejor que si estuvieran en La Habana, recalca el sitio web. Y no es la única zona con servicio wifi. Lo tienen en total 12 serranías de la provincia de Granma.
A los campesinos de la Sierra no sólo les han puesto antenas wifi sino que además les han instalado salas de navegación. Esto, insiste el portavoz de ETECSA, les ha llevado a hacer inversiones muy costosas porque si en la ciudad necesitan poner una radiobase, en la sierra tienen que colocar cuatro.
"En el Joven Club de La Estrella, en Buey Arriba, se navega a 10 megabytes", celebra Cubadebate. "Es la misma velocidad a la que se navega en una sala del centro de Bayamo", recalca el representante de ETECSA.
En el parque de un pueblo llamado Providencia los campesinos navegan encima de sus caballos, a mayor velocidad que en Bartolomé Masó, la cabecera municipal. Una vecina de la zona vende las tarjetas para conectarse.
En la Platica, donde viven 20 personas y sólo hay 4 o 5 casas, "hay servicio público a través de una señal satelital, que costaría a una empresa 1.500 CUC mensuales", añade el directivo de ETECSA. En cambio si un guajiro llama desde ahí a La Habana pagará 20 centavos en moneda nacional. La recaudación no pasa de 10 pesos al mes.
En toda la provincia de Granma hay 15 estaciones satelitales instaladas en cuatro lomas.
“Para llegar a la pública de El Oro, en Guisa, hay que pasar 23 veces el río", añade Rodolfo Olivera Moreno.
Un año antes de que llegara la cobertura a las montañas de la Sierra Maestra, los vecinos ya tenían móviles. Los compraban para hacerse fotos o escuchar música, explica Leamis, una de las pioneras en tener un celular en este rincón del oriente cubano.
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