La cifra de cubanos muertos en los conflictos bélicos de Angola y Sudáfrica (alrededor de 2.200, según cifras oficiales consideradas bastante conservadoras) es “ridículamente baja para 15 años de guerra”, afirmó el reconocido novelista cubano Leonardo Padura.
“La cifra de muertos cubanos en Angola es ridículamente baja para 15 años de guerra y la mayoría de los que murieron fue por enfermedades o por accidentes”, dijo el autor de El hombre que amaba a los perros, en entrevista con el politólogo izquierdista y ex eurodiputado Pablo Iglesias.
Para la más reciente entrega del programa “Otra vuelta de Tuerka”, el escritor conversó sobre sus días como periodista civil en ese país africano. Aunque ni siquiera puede mencionar la cifra exacta de muertos, Padura asegura que “la menor cantidad fueron por acciones militares”.
“Lamento no poder decirte la cifra (de muertos repatriados a Cuba) debe estar en Internet, cualquiera la puede buscar”, dijo al ser cuestionado sobre el impacto en la identidad cubana de este amargo periodo, reflejado en la saga de Mario Conde desde el personaje de Carlos, un veterano que quedó inválido tras la guerra.
Sobre las interrogantes que a menudo recibe, comparando el suceso con la guerra de Vietnam, el novelista sostuvo: “No se puede comparar Angola con Vietnam porque no se puede comparar una derrota con una victoria”.
“Pasaron muchos cubanos por Angola, desde el periodo más arduo de la guerra en el año 76 hasta el segundo periodo más arduo con la batalla de Cuito Cuanavale, que es la que decide en el 89 el destino de esa guerra, que terminó con el fin de apartheid más tarde en Sudáfrica”, comentó.
Para el guionista de Cuatro Estaciones en La Habana, “todo aquel ambiente de presencia cubana (militares, médicos, maestros, constructores, asesores de diversos tipos, periodistas como yo) un poco que marcó a mi generación”.
“Fue una experiencia que a algunas personas les ‘resbaló’, a otras las hirió profundamente con mucho sentido”, admitió el autor, que se considera a sí mismo como antibelicista y “nada que ver con las armas”, y que vio la guerra africana como “una situación muy violenta”.
“Afortunadamente no estuve como corresponsal de guerra. Pero desde el día que llegué a Luanda me dieron un fusil soviético y una bolsa con cargadores. En la cama del apartamento donde yo dormí tenía ese fusil y esos cargadores”, relató.
En ese marco, Padura escribió la crónica titulada El año que conocí el miedo, al estar en contacto por primera vez con “un miedo que escapa de tu control”. No obstante, el escritor salió ileso (con apenas un trauma acústico en el oído izquierdo provocado por un vuelo que realizó sobre un carguero ruso), en comparación con los numerosos mutilados, enfermos de síndrome post traumático y fallecidos, cuyas cifras hasta hoy son inexactas.
“Yo hice en Angola un descubrimiento que fue esencial para mí (…) En las situaciones límites, del ser humano sale lo mejor y lo peor. Vi las actitudes más mezquinas de los cubanos allí en Angola y vi también vi de las más hermosas y más altruistas. Eso me enseñó a entender algo de la condición humana que después he tratado de reflejar en mis libros”, sentenció.
La cifra oficial de 2.200 muertos cubanos en las guerras de Angola fue inmortalizada en un conjunto monumental ubicado en el Freedom Park de Pretoria, capital de Sudáfrica. A finales del pasado año, las autoridades de esa urbe propusieron añadir el nombre de Fidel Castro al mausoleo.
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