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Pocos periodistas pueden tener la suerte de que así, de polvo y porrazo, encontrare con los dos muchachos que hicieron posible que Cuba subiera al podio en el Mundial de Atletismo en Sala, efectuado hace tan sólo unos días en Birmingham, Gran Bretaña.
Sin cumplir aún los 20 años, el espigado saltador de longitud, oro mundial, Juan Miguel Echeverría es un joven correcto y alegre, amigo de sus compañeros; ejemplo, dentro y fuera de la pista. Conversar con él me deja satisfecha, pues conoce de su especialidad, del deporte en sentido general y del mundo que lo rodea.
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La competencia del salto de longitud entre los hombres colmó de expectación las gradas de la sala techada en la ciudad inglesa y a todos los tele espectadores que presenciaban el certamen.
“El sudafricano Luvo Mayonga, actual titular del orbe al aire libre, me había ganado en una justa previa a Birmingham. Fue en el mítin de Metz, Francia. Él había clavado los pinchos hasta los 8 metros 40 centímetros y yo, aunque hice mi mejor marca personal, 8, 34, no pude alcanzarlo.”
Entonces, ¿se la guardaste para la cita inglesa?
“Es que llevas la espinita por dentro, pero eso no es así. El resultado sale; es cierto que hay que salir a buscarlo. En el Mundial rivalizamos 3 hombres: el estadounidense Marquis Dendy, Mayonga y yo. En el cuarto intento, el sudafricano marcó 8, 44 y Dendy, 8, 42.
“De esta forma, en el quinto salto salí a buscarlos y fue cuando clavé los pinchos a mis victoriosos 8,46, mi mejor registro. ¡Dios mío! Con 19 años, sin haber competido antes en pista cubierta, ¡imagínate! Y es sólo el principio de mi carrera. Aunque haya Mundiales, Centrocaribes y Panamericanos, desde ya te puedo afirmar que mi objetivo está en Tokío 2020.”
Ahora te entrena el avezado Daniel Osorio, pero el que te hizo fue Juan Gualberto Nápoles, ¿no?
“Al 'Napolitano' le debo todo. Él me hizo. Él me formó, me moldeó, hizo de mí este hombre que soy. Ahora estoy con Osorio y todo está bien. Es muy buen preparador. Nada, que he tenido la suerte de que me guíen dos grandes entrenadores, además del que me descubrió en mi Camagüey natal, Rodríguez.”
Tienes bien puestos los pies sobre la tierra; o sea, tus objetivos son concretos, pero en el planeta hay otros grandes saltadores. Dime algunos de ellos.
“El propio Mayonga, 8,65 como marca personal, titular del mundo de Londres 2017 y sub monarca olímpico en Río; el estadounidense Jarrion Lawson, 8 metros 58 centímetros y plata en el último Mundial al aire libre; otro sudafricano, Rushwahl Samaai, 8, 49; Marquis Dendy, de Estados Unidos, anterior campeón del orbe bajo techo y 8,44 como registro personal. Mi compañero de equipo Maikel Massó, titular mundial juvenil y de cadetes y 8,33; y el campeón olímpico de Río, el también norteamericano, Jeffrey Henderson, con 8, 52 en el 2015.”
Por tal motivo, Juan Miguel sabe que su camino es estudiar, entrenar, aprender de su entrenador. Disciplina, tesón y ese coraje que demostró en Birmingham cuando no se amilanó ante sus rivales.
Otro ejemplo muy parecido es el de la heptalonista Yorgelis Rodríguez, tercera en la cita invernal británica . Entrenada por el talentosísimo Gavino Arzola, el mismo que condujo a sus grandes éxitos a Leonel Suárez, Yorgelis ya es conocida en certámenes internacionales: a su tercer lugar ahora en Birmingham hay que agregar la cuarta plaza en el Mundial al aire libre y el séptimo en los Olímpicos de Río.
¿Contenta con tu presea de bronce?
“No estuvo tan reñido. Faltaban figuras cimeras; pude haber cogido la plata pero me faltó confianza en los 60 con vallas; en el largo me quedé por debajo. La altura es mi evento favorito y ahí hice un metro 88 centímetros, a pesar de los pesares”.
¿A qué te refieres?
“A que falta el calzado necesario; yo tengo molestias en la pierna de despegue y eso lleva un tipo de zapato determinado; sin él, se me hace más difícil”.
Falta el calzado necesario; yo tengo molestias en la pierna de despegue y eso lleva un tipo de zapato determinado; sin él, se me hace más difícil
La historia de las zapatillas en los saltadores la conozco muy bien. En el Mundial de Atenas 97, a Javier Sotomayor e Iván Pedroso les llegaron los zapatos justo a tiempo para ganar el oro en aquella competencia.
¿Qué opina el experimentado Arzola de su discípula?
“Excelente, entrena como una fiera. No descansa. Me gusta su actitud en las competencias. Para mí es mi hija, al igual que Leonel. Nos hemos compenetrado mucho”.
Y tú Yorgelis, ¿qué me dices de tu entrenador?
“Es lo mejor que me ha pasado en la vida. Además de inteligente, yo diría que talentoso, es un hombre comprensivo, se preocupa de mis problemas, me atiende emocionalmente”.
¿Y Leonel Suárez?
“Ay, por Dios. Me exige más que el propio Gavino. Me ayuda, me apoya. Él es mi amigo y mi ídolo.”
Con miras a este cuatrienio que concluye en Tokío 2020, ¿cuáles son tus principales rivales?
“Son varias: la belga Nafissatou Thiam, monarca olímpica y mundial, quien posee la tercera mejor marca de todos los tiempos: 7 mil trece puntos; la alemana Carolin Schäfer, 6 mil 836, segunda en Londres 2017; así comoLaura Ikauniece-Admidiņa de Letonia, Katarina Johnson- Thompson de Gran Bretana y Anouk Better de Holanda. Muy difícil el panorama, pero no hay nada imposible.”
¿Se llevan bien tú y Juan Miguel?
“Sí, somos coetáneos; él tiene 19, yo 23. Nos gusta bailar y divertirnos, cantar y gozar con el reguetón, pero tenemos los mismos intereses: entrenar y entrenar; competir y ganar.
“Para eso estamos, y vamos a demostrar que nosotros y los otros que integramos la selección nacional ahora, pertenecemos a una generación digna heredera de los Juantorena, Ana Fidelia y Sotomayor.”
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