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Desde hace cuatro meses en Sancti Spíritus no hay sal. El necesario ingrediente se ha esfumado de las unidades de Comercio minorista de esa provincia, lo que supone una preocupación para los residentes, pues desde el pasado mes de octubre se interrumpió la venta liberada.
La sal se ha esfumado incluso de las tiendas recaudadoras de divisas. En declaraciones al diario local Escambray, Jorge Luis Domínguez Sánchez, director comercial de la Empresa Mayorista Provincial de Alimentos, ha precisado que el desabastecimiento se debe “a problemas productivos” en las industrias de Joa (Guantánamo) y El Real (en Nuevitas).
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El déficit es de unas 50 toneladas mensuales, y actualmente solo se cumple con la entrega de las cantidades dirigidas a la canasta básica y “a determinadas actividades del consumo social”, especialmente destinadas a organismos priorizados: salud, educación, las industrias que se dedican a la elaboración de alimentos y los centros gastronómicos.
No obstante, se espera una mejoría en las entregas del producto para finales del primer trimestre de este 2018, “cuando se estabilice la producción en las industrias salineras cubanas”, según indicó al citado medio Eduan Hernández Sardiñas, representante de la Empresa Nacional de la Sal en Sancti Spíritus. Solo que para el final del primer trismestre del año quedan 6 días.
Mientras tanto, los espirituanos se siguen preguntando lo que en algún momento ya se han cuestionado todos los cubanos en la Isla en períodos de carencia similares, ¿Cómo es posible que pueda escasear la sal en Cuba, dada su condición insular?
A los espirituanos les da igual si la que le van a vender es la sal cubana “caribeña” o la “andaluza” (importada), que se comercializa 1.65 pesos convertibles, en todo caso lo que quieren es normalizar un consumo que resulta impresdincible en la cocción de cualquier alimento.
No es la primera vez que se reportan problemas en la industria salinera cubana, datos publicados por medios de prensa indican que en el 2008 Cuba llegó a importar cerca de 30 mil toneladas a un costo de 9 millones de dólares. En el 2011, la prensa cubana publicó que se recuperaba “la producción salinera en Cuba”.
Sin embargo, en 2013 ya se registraron problemas, poco después de que en el 2012 el Ministerio de Comercio Interior dispusiera que a partir del mes de marzo de ese año la sal estaría liberada en los establecimientos del mercado paralelo, al precio de cinco pesos en moneda nacional para el kilogramo de sal fina húmeda yodada, y de cuatro pesos para la sal gruesa centrifugada.
Aunque la noticia tuvo gran acogida popular, la "distribución de sal a la red minorista no rebasó las 36 mil toneladas anuales. Ni la extracción de sal en grano superó las 281 mil toneladas".
La producción de sal en Cuba es dirigida por la Empresa Nacional de Sal, perteneciente al Ministerio de Energía y Minas. Dispone de cinco unidades empresariales productoras: dos en la costa sur del país, ubicadas en la provincia de Guantánamo (“Joa” y “Caimanera”); y en la costa norte, en Puerto Padre (Las Tunas); y además la camagüeyana “El Real”, y la matancera “Bidos”.
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