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La representante permanente de Cuba ante la ONU, Anayansi Rodríguez, denunció que en el mundo actual existen aproximadamente 40 millones de personas sometidas a distintos niveles de explotación, a los que la funcionaria llamó formas de esclavitud moderna. La funcionaria, en su discurso, pidió, además, reparar los errores del pasado y adoptar medidas urgentes para reparar estos daños a la humanidad, según reseñó la agencia Prensa Latina.
Rodríguez dijo que bajo estas condiciones de explotación, difícilmente puedan cumplirse los Objetivos de Desarrollo Sostenible trazados durante años como metas, y explicó que "miles de mujeres, jóvenes y niños se convierten aún en víctimas de tratos crueles, inhumanos y degradantes".
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La funcionaria, por supuesto, no incluyó en su discurso que el país que ella representa no ha pedido jamás perdón por los miles de cubanos que sufrieron en carne propia la explotación en los campos de la UMAP, y los cientos de intelectuales cubanos que se vieron acosados y marginados durante los terribles años del quinquenio gris. Tampoco habló de reparar "daños en Cuba", en relación con otros miles de sus ciudadanos que han sido durante años humillados por sus preferencias sexuales, o religión que profesan.
Rodríguez no mencionó como "ejemplo de esclavitud moderna" el hecho de que miles de médicos cubanos trabajan fuera de la Isla, durantes años, en condiciones bien díficiles, separados de sus hogares y sus familias, cobrando como sueldo mensual un par de cientos de dólares, que representan apenas una ínfima parte de lo que el gobierno cubano recibe por sus servicios; ni mencionó a los miles de cubanos que marcharon obligados por la circunstancias de no ver mancillados sus nombres, a combatir a tierras como Angola, y Etiopía, por mencionar dos ejemplos.
Tampoco se refirió el hecho de que cientos de miles de ciudadanos cubanos procedentes del campo, y del Oriente del país son marginados, imposibilitados de trabajar en la capital, a pesar de que no existe una ley que lo prohiba, y hasta son deportados de regreso hacia sus provincias de origen. Tal y como ella misma expresó ante el quórum, al referirse a los miles de africanos que fueron sacados de sus tierras y llevados a América a trabajar, "sería un error histórico olvidar tales sucesos, pues no debe perderse la memoria de la terrible suerte corrida por millones de personas arrancadas de su patria."
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