Mercabal, la estrategia del Gobierno de Cuba para liquidar la gastronomía particular

"El régimen permite a los cuentapropistas por fuerza mayor, pero los margina".

Restaurante privado en Viñales © CiberCuba
Restaurante privado en Viñales Foto © CiberCuba

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Este artículo es de hace 6 años

El Ministerio de Comercio Interior en Cuba ha abierto una tienda de venta mayorista, Mercabal. Lo de mayorista es un eufemismo, pues solo concederá una rebaja del 20% a los productos que el régimen vende con un incremento del 200% sobre el precio de los mercados donde los adquieren.

Esto es una estrategia más del Gobierno para tratar de liquidar, enmascaradamente, a los restaurantes particulares, que compiten y superan en calidad a los del Estado.


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Mercabal no es el primer intento de mercado mayorista en Cuba. El año pasado, en el reparto Náutico, abrió una tienda con características similares, pero no pudo incrementar y ni siquiera mantener los limitados productos que puso en venta.

En esta ocasión también rebaja y oferta son muy pobres y solo están contemplados para este descuento diez tipos de productos de los cientos que se necesitan en la gastronomía.

El régimen permite -por fuerza mayor- a los cuentapropistas del sector gastronómico, pero los margina y los presiona más que a ninguna otra actividad.

Este mercado está dirigido en primera instancia a las cooperativas no agropecuarias y la propia ministra Mary Blanca Ortega sólo ha prometido que "en la medida en que las condiciones lo permitan, esta experiencia se extenderá a los trabajadores por cuenta propia de unidades de arrendamiento".

Como se desprende de estas declaraciones los restaurantes privados están excluidos del mercado mayorista.

Aunque en el artículo publicado en el periódico Granma (17-3-2018) en varios momentos se habla de “trabajadores no estatales” y la señora ministra nombra “trabajadores por cuenta propia”, ni las cooperativas no agropecuarias ni los arrendadores de este tipo de locales, son en realidad la expresión más “pura” de lo que para todos implica el termino cuentapropista.

Si no los cierran por Decreto Estatal, esa muy molesta piedra seguirá siendo un ejemplo del empuje y la superioridad de los emprendedores cubanos.

La apertura del "mercado mayorista" no srive, como quiere dar a entender el órgano oficial del PCC, "para satisfacer uno de los reclamos más reiterados de quienes ejercen nuevas formas no estatales de gestión en el país", sino para impulsar a las cooperativas en el sector gastronómico y tratar de que éstas le hagan la competencia a los muy exitosos restaurantes particulares.

Este tipo de negocios son una piedra en el zapato para el régimen, pues son el más vivo ejemplo del fracaso del sistema que han implantado en la Isla durante sesenta años. Las condiciones materiales de sus instalaciones son superiores. Dan una esmerada atención al cliente y tienen una oferta más variada y de mayor calidad que las del estado.

Por demás, los dueños de estos y sus trabajadores tienen independencia económica y por lo tanto no tienen que rendir pleitesía al castrismo.

Pero esta encubierta astucia será otro vano intento por barrer del entorno social a los restaurantes particulares.

Los cuentapropistas de este ramo desde que se les autorizó esta actividad en el año 1995 -cuando solo les reconocían un 10% de los gastos y recibían una avalancha de inspectores corruptos- han aprendido a navegar en tormentosas y profundas aguas y sabrán salir airosos ante este nuevo reto.

Si no los cierran por Decreto Estatal, esa muy molesta piedra seguirá siendo un ejemplo del empuje y la superioridad de los emprendedores cubanos.

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