Rafael es un cuentapropista de Las Tunas, que tiene su negocio en las inmediaciones del Parque Maceo de esta ciudad, en el Oriente de Cuba. Vende zapatos artesanales y desde el 1 de enero de este año está obligado a contratar un contable externo a su empresa. Frunce el ceño sólo de recordar que lo citaron en la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) para informarle de que su negocio es uno de los cinco que tienen que presentar una contabilidad simplificada, tal y como recoge la Resolución 386 del Ministerio de Finanzas y Precios.
La nueva medida afecta, además de a las tiendas particulares de zapatos, a los dueños de paladares, los vendedores de alimentos y bebidas a domicilio, las cafeterías y los contratistas privados. También a todos los trabajadores por cuenta propia de régimen tributario general que ingresen más de 100.000 pesos al año (3.773 CUC) a partir de la declaración hecha en 2016.
Según recoge el diario oficialista Periódico26, la nueva norma tributaria no disgusta a todos. Antonino Pelegrino, un italiano residente en Cuba, dueño del bar-retaurante Bella Vita, está conforme con la medida. Él no se lo pensó dos veces e inmediatamnete encontró un buen contable. En su opinión, esto hace que el proceso sea más transparente y "es un aval ante cualquier auditoría".
En una provincia como Las Tunas, la obligación de llevar la contabilidad de manera externa afecta a 200 cuentapropistas, que se dividen entre los que miran la medida como recelo y los que creen que es una oportunidad para dar legitimidad al sector.
En la contabilidad tendrá que constar el efectivo en caja y en el banco. También obliga a los trabajadores autónomos a abrirse una cuenta bancaria para hacer las transferencias o emitir cheques. Asimismo hay que dar cuenta de los préstamos bancarios. Se hace, explica un responsable de la ONAT, para controlar el patrimonio del cuentapropista y saber si su negocio es o no rentable.
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