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Escrita por Félix B. Caignet y basada en conflictos y costumbres de la familia de la burguesía cubana, los Del Junco, a principios del siglo XX, El derecho de nacer fue radiada por el Circuito CMQ y luego ha sido versionada decenas de veces, principalmente en América Latina, en radio, televisión y cine, pero también en países tan distantes como Japón.
La novela está contada por el único nieto de Don Rafael del Junco, el doctor Alberto Limonta, quien intentó tapar la deshonra de su primogénita, María Elena, embarazada y abandonada por un joven sin escrúpulos. Don Rafael desea ver muerto al nieto indeseado, pero la nana logra salvar al bebé y huye con el recién nacido.
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María Elena ingresa en un convento del pueblo, pasan los años, y Alberto se convierte en un reconocido médico. Don Rafael sufre un derrame y será atendido, casualmente, por el propio nieto. Al final, Mamá Dolores dice la verdad y la familia del Junco, arrepentida, celebra la boda de Isabel Cristina y Albertico Limonta, separados eventualmente por las barreras de clase y raza.
Con trescientos catorce capítulos, y trasmitida de lunes a sábados, la radionovela cubana apareció por CMQ el primero de abril de 1948, y diez años después hubo una versión por el Canal 6, CMQ TV. La obra resultó de tal impacto que por ella llegaron a suspenderse secciones del Congreso de la República y hasta se cambió el horario de algunas iglesias.
Luego, la serie se ha retrasmitido, en sus diversas versiones radiales, televisivas o cinematográficas, en centenares de ocasiones. Porque para todos los públicos resulta atractivo el melodrama que concluye con el triunfo del amor y la bondad, por encima de la intolerancia, el racismo, y las diferencias de clase.
Además de contener en su estructura los principales códigos de la telenovela latinoamericana posterior, El derecho de nacer dio lugar una cierta manera de concebir el espectáculo de la emoción y las lágrimas en sus versiones puertoriqueñas (1959), mexicanas (1966, 1981), venezolanas (1965) o brasileñas (1964, 1978, 2001).
Por ejemplo, en Venezuela fue la primera telenovela nacional de transmisión diaria con capítulos de una hora. Obtuvo el récord a la transmisión más larga (2 años, 2 meses, 8 días, 2 horas), y fue tal el fenómeno de sintonía y aceptación que el personaje de Albertico Limonta, interpretado por Raúl Amundaray, lo catapultó como una leyenda de la actuación.
Dos versiones cinematográficas se emprendieron en México, una en 1952, con Jorge Mistral y Gloria Marín, y otra en 1965, con Aurora Bautista y Julio Alemán. En 2008, Asociated Press dio a conocer al mundo los resultados de una encuesta realizada entre especialistas mexicanos que seleccionaron El derecho de nacer como la más influyente telenovela latinoamericana de todos los tiempos.
Según sus declaraciones, Caignet solo trató de “aprovechar la emoción popular para sembrar algo de moral, algo de bien. En Ángeles de la calle protesté por la niñez desvalida, y en El derecho de nacer, contra la discriminación racial…”
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