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El Tribunal de Inmigración de Orlando, Florida, finalizó este martes los procedimientos de deportación contra el cubano Rudy Blanco, según informó el canal WCTV.
Estuvo a punto de que lo deportaran en agosto del año pasado, pero la suerte le acompañó. Cuando faltaban pocas horas para que lo enviaran de regreso a la Isla, un juez de Estados Unidos anuló su condena y sentencia por un cargo de 1990. Con esa decisión, el Servicio Inmigración y Control de Aduanas (ICE) no podía hacer nada de manera inmediata. Pero los trámites para el fallo definitivo tardarían un año.
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La abogada del caso, Gisela Rodríguez, explicó que aunque presentó una moción en cuanto se anuló la condena, el Departamento de Seguridad Nacional demoró en los trámites todo este tiempo.
"La pesadilla terminó para él", dijo Rodríguez.
Blanco tenía ocho años cuando salió de su casa en Cuba. Sus padres, él y su hermana, se subieron al barco de camarones de la familia y se tiraron al mar. Cuba había abierto sus costas para el éxodo del Mariel.
Llegaron a Key West y luego se mudaron a Miami, donde tenían un abuelo y varios tíos. Sus padres fabricaban trampas de langosta hasta que reunieron un poco de dinero y se establecieron en la pequeña ciudad de Upper Keys, Tavernier.
Cuando tenía 20 años, conoció a Shelly Ferguson, una jovencita de Perry que iba a los Cayos a visitar a su madre. Ellos se casarían, tendrían dos hijos, comenzarían sus propios negocios y construirían una vida juntos al norte de Florida.
En 1990 ya Blanco tenía su propio negocio de jardinería, pero vio la oportunidad de ganar dinero extra y vender cocaína por un corto tiempo. Fue arrestado en Tavernier y acusado de posesión con la intención de vender. No obstante, terminó con un cargo menor, la adjudicación fue retenida y completó con éxito un año de libertad condicional.
En 2005, cuando aplicó a la ciudadanía, un juez de inmigración ordenó su deportación a causa de la condena por delito grave. Pero se le permitió permanecer en EE.UU., siempre y cuando se registrara periódicamente ante el ICE. En ese entonces, la Isla no aceptaba a los cubanos deportados de Estados Unidos.
Blanco y su esposa, ambos partidarios de Trump, temían que sus negocios, sus vidas, y su familia se derrumbara.
Gracias a la decisión de un juez del condado de Monroe de este martes la angustia de esta familia llegó a su fin. Ellos agradecieron todo el apoyo de las personas que ayudaron en la campaña que lanzó la familia en GoFundMe para los gastos.
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