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El antropólogo forense Dodany Machado, con veinte años de experiencia en el Instituto Cubano de Medicina Legal, considera que existe un noventa por ciento de probabilidades de que los restos óseos que ha estudiado durante las últimas semanas correspondan a los del pelotero Cristóbal Torriente, uno de los cuatro jugadores cubanos con placa en el Hall de la Fama de Cooperstown.
“El esqueleto encontrado –explicó Machado en exclusiva para CiberCuba- es el de una persona que practicó deportes, zurdo, de raza negra, que padeció tuberculosis y estuvo encamado o en silla de ruedas durante algún tiempo. Todas esas características se corresponden con las de Torriente”.
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De todos modos, aún resta por saber si la tierra encontrada en los huesos coincide con la del cementerio neoyorquino de Calvary, en Queens, donde fuera enterrado el ilustre pelotero hasta su posterior traslado a Cuba.
El descubrimiento de la caja con los restos de Torriente se produjo a finales de 2017, en medio de una investigación que realizaba el Dr. Oscar Fernández en la necrópolis habanera.
En ocasión de cumplirse recientemente el ochenta aniversario de la muerte de Torriente, un grupo de integrantes del Consejo Nacional “Béisbol de Siempre” realizó una peregrinación hasta su tumba en el Cementerio de Colón.
La ocasión fue propicia, además, para colocar la primera piedra de un monumento que los artistas Agustín Hernández Carlos y Reynerio Tamayo erigirán en memoria del outfielder cienfueguero que tanto brillara en las Ligas Negras de Estados Unidos.
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